lunes, 20 de septiembre de 2021

La Clandes

 “La clandes” deriva de “La clandestina” y es un término que se acuñó entre el 2020 y el 2021 cuando la pandemia del Coronavirus azotó al mundo y en Argentina se estableció una “cuareterna” que duró prácticamente un año. En ella estaba prohibido salir a la calle a menos que sea para realizar compras, pasear al perro o atender a niños y adultos y para eso se necesitaba sacar un permiso especial. Hoy en día, viéndolo a distancia, parece una locura, pero en ese momento todos entendían que era la única solución para que la pandemia terminara. Bah, todos no. Hubo un grupo a los que llamaron "Rompecuarentena" que se oponían rotundamente a quedarse encerrados y se juntaban y hacían fiestas "clandestinas". De ahí el término mencionado en las primeras líneas. El tema es que cuando alguien dice "me voy a una clandes", el resto piensa que se va a una fiesta, pero no piensa en todas esas “clandestinas” que hubo durante el aislamiento de las que nadie se enteró, por ejemplo, la de todas esas parejas que no vivían juntas y no aguantaron más sin verse. María y Santiago eran una de ellas. Se habían conocido en noviembre en una fiesta, cuando todavía era legal hacerlas. Salieron un par de veces, pero muy informalmente ya que, si bien se gustaron, ninguno de los dos tenía intenciones de iniciar una relación. Eso sí, hablaban prácticamente todos los días ya que se llevaban muy bien. Fue a principios de marzo cuando improvisadamente surgió una salida en la que la pasaron tan, pero tan bien que ambos empezaron a mirar la relación con otros ojos y no habían pasado más de tres días cuando se vieron de nuevo. Para ese entonces el Covid ya había llegado a la Argentina y de lo único que se hablaba en la televisión era de que la cuarentena ya era algo inminente. “Veámonos una vez más antes de que cierren todo”, dijo él. Ella dudó un poco ya que sería la tercera vez que lo vería en una semana y eso le causaba cierto sentimiento de ahogo, pero igualmente aceptó ya que luego no lo vería por quince días. “Hoy tengo la casa sola, podés venir y nos quedamos acá”, le dijo María a Santiago. Esa noche él se dio cuenta de que era la chica con la que quería estar por el resto de su vida y le dio mucha rabia no poder verla por quince días, ya que sentía que en ese tiempo ella podía llegar a perder el interés que notaba que estaba teniendo en él. A eso de las tres de la mañana, ella le dijo que no podía quedarse a dormir y algo somnoliento aceptó el destino que le había tocado. Se despidieron en la puerta con un largo beso. “Nos vemos en quince días”, le dijo Santiago, sin saber que en realidad serían dos meses de separación. 




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