viernes, 24 de abril de 2015

¿Cuándo fue la última vez que lloraste de la risa?

¿Cuándo fue la última vez que te dolió la mandíbula de tanto reirte?
¿Cuándo fue la última vez que dijiste "hace cuanto que no me ría así"?
¿Cuándo fue la última vez que tuviste que reíste hasta llorar?
Si no te pasa hace mucho, ¿Por qué?

lunes, 20 de abril de 2015

Para vos, deportista

A medida que vamos creciendo nuestros papás nos van metiendo en diferentes actividades, un poco para que vayamos aprendiendo diferentes cosas, otro poco para mantenernos ocupados y otro para que vayamos viendo que es lo que nos gusta y cuál es nuestra misión en esta vida.
Así es como de repente en un lapso corto de tiempo hicimos desde pintura rupestre hasta nado sincronizado.
Por suerte, llega ese maravilloso momento de la vida en el que tenemos poder de decisión y nos inclinamos por una de todas esas actividades. Algunos se quedan con la danza, otros con el arte, otros con los idiomas, la tecnología, la música. Vos si estás leyendo esto claramente te inclinaste por los deportes.
Si Sócrates estuviera dando vueltas por acá y fuera de los tipos que anda sin vueltas, diría que el deporte es una  actividad o ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física.

Nosotros ahí le diríamos, todo bien Sócrates, muy linda tu definición pero el deporte es otra cosa.
El deporte es eso que hace que te olvides de todo por una, dos, tres o mil horas.
Es el que te hace decir no puedo a muchas otras cosas pero también es el que te hace decir lo logré cuando alcanzaste tu meta después de tanto entrenar.
El deporte es lo que te hace golpear a todos con el bolso en el transporte público.
Es eso que hace que el club se convierta en tu segunda casa y tu profesor/a en parte de tu familia.
Es eso que hace que te vuelvas atérmico, porque no importa que llueva, nieve o truene, vos vas a estar ahí entrenando.

El deporte también es eso que te hace conocer amigos, pero no cualquier amigo, te hace conocer a esos que te entienden cuando hablás técnicamente, amigos que aunque pases años sin verlos y te reencuentres con ellos después de años, van a seguir llevándose bien porque comparten una misma pasión y entienden tus felicidades y tus broncas.
Además, el deporte es el que define los rasgos físicos. De repente te vas a encontrar asociando a una persona alta con un basquetbolista, una con espalda ancha con un nadador y una elástica con una gimnasta y probablemente no te equivoques.

El deporte también hace que los deportistas tengan esas cosas como comer en el viaje al club, preferir un jogging o una calza antes de un jean y obviamente las zapatillas son sus mejores amigas.
Pero ojo, a la hora de lookearse son los primeros que se empilchan de pies a cabeza, tacos altísimos para las mujeres, camisita fachera para los hombres. Maquillaje, infaltable y perfume inolvidable.
Y en las fiestas prepárate, porque siempre van a ser los que el animador destaque por su buena onda.
Porque el deporte hace eso, hace que puedas estar cantando y bailando a lo loco y en un microsegundo llegar a la máxima concentración para salir a competir.

Y porque también es así, el deporte te da disciplina, confianza en vos mismo, te da la capacidad de moldearte ante cualquier situación.
Hace que tu acción preferida sea ponerte los patines, patear la pelota, agarrar el palo de hockey o ponerte las antiparras.
El deporte es eso que hace que cuando sentís el viento en tu cara te sientas la personas más feliz del mundo.


lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 7 (parte 2)

Les dejo lo último que escribí de esta historia y espero algún día poder terminarla.


22 de marzo de 1992

A pesar de que todos estamos muy tristes con la pérdida de Cristian, para la mayoría de nosotros esta es nuestro  penúltimo  acá y la queremos disfrutar. Es por eso que durante el día cada uno va a ser lo que le guste y a la noche vamos a cenar todos juntos.
Por mi parte decidí simplemente ir a la playa. Yo sé que podría hacer algo más divertido pero después de leer la carta de Sofía solo se me ocurre ir ahí.

-          Mirá acá está.

Querido Thiago:
                           Sé que preferís que no mantengamos mucho contacto, según vos para que no nos extrañemos tanto, pero ¿sabés qué? Me es imposible no extrañarte. Estás en mi mente todo el tiempo, veo tu cara en todos lados y no hay noche en la que no me pregunte si estarás bien.
                           Hoy revelé las fotos de nuestras vacaciones. Las miro una y otra vez. Mirándolas siento que estás conmigo y no tenés una idea de lo que daría por estar a tu lado.
                        Cambiando de tema (porque si sigo me tomo un avión ahora mismo y me voy a donde estés) quiero que sepas que me ascendieron, no te puedo expresar lo feliz que estoy. Otra buena noticia es que estoy haciendo un curso de cocina, asique cuando vuelvas te voy a esperar con tu comida preferida.
                      Por último, te quiero pedir que cuando puedas me mandes aunque sea un telegrama para que sepa que estás bien.
                                                   Te amo con el alma,
                                                                                       Sofía.

-Ay! ¡Me muero de amor!
- Se nota que se amaban de verdad, alguien que no ama a una persona jamás podría escribirle semejante carta.
Florencia y Francisco se miraron un largo rato hasta que Francisco reaccionó y dijo:
-          Se está haciendo de noche, ¿querés que te acompañe a tu casa?
-          ¿No querés terminar de leer? Solo queda un día en Brasil.
-          Tenés razón, terminemos lo que queda.

23 de marzo de 1992

Todo guardado, pasaje en mano, listo para tener una nueva aventura, solo me queda despedirme de todos.  La peor parte. Asique voy a empezar a tomar aire, hacerme hombre y tratar de no llorar, cosa que veo imposible. Estas personas tocaron mi corazón y van a estar guardados en mi memoria para siempre.



jueves, 2 de abril de 2015

Capítulo 7 (parte 1)

16 de marzo de 1992

¿Para qué habré dicho que algo malo iba a pasar? Definitivamente yo llamo a la mala suerte. Simplemente teníamos que subirnos a una lancha y navegar unos kilómetros por el río Amazonas para ir a buscar algo de comida.
Pero NO, se nos tuvo que parar la lancha en el trayecto más peligroso del río.
¿Por qué esta mala fortuna habrá llegado al punto de privarme de escribir que pudimos salir sanos y salvos de esa desesperante situación? ¿Por qué tuvo que llegar al límite de que uno de los miembros de la tribu perdiera su mano y su pierna tratando de ahuyentar a los cocodrilos?
Jamás pensé presenciar una escena tan horripilante y lo peor de todo es que esa sensación de angustia aún continúa.

17 de marzo de 1992

Hoy si se puede decir que fue un día grandioso. Al levantarme, los más pequeños de la tribu me llevaron con ellos a extraer de unos árboles unas exquisitas fragancias para regalarle a una de las mujeres, en motivo de unión con su amado esposo. Por lo que me dijeron, el perfume simboliza el amor eterno, en la ceremonia cada uno debe ponerle al otro un poco en las muñecas. De esta manera ambos unen sus fragancias en una sola para el resto de sus vidas.
Es realmente una ceremonia hermosa y muy significativa. Me gustaría hacer algo así en mi casamiento.
Por otro lado, me informaron que el hombre que tuvo el accidente ayer se está recuperando favorableente y además me dijeron que no me preocupe ya que este tipo de accidentes es común.

-          Mirá, esta página está toda borroneada. Dijo Florencia
-          Capaz se largó a llover cuando escribía, contestó Francisco
A Florencia le causó gracia el comentario y riéndose le dijo que siguieran leyendo.

20 de marzo de 1992

Cristian por fin descanza en paz. Aunque en el entierro estábamos nada más los que paramos en la posada, ya que no se pudo localizar a ningún familiar, yo creo que a él le hubiera gustado que sea algo así, pequeño.
¿Quién iba a decir que un joven tan aventurero, tan inteligente y tan conocedor de la fauna del lugar iba a morir estrangulado por una serpiente? Si tan solo hubiera podido gritar…
Tuvimos suerte que la Anaconda no llegó a comérselo.
¿Por qué si ese día el sentimiento de angustia en mi pecho era más fuerte que nunca permití que se fuera a una expedición tan peligrosa?
Lo único que me consuela es que ahora Cristian está en un lugar mejor donde nada puede pasarle.

-¡No puedo creer que se haya muerto!

- ¡Yo tampoco! No lo puedo creer, no le pasa una buena a este hombre.