A medida
que vamos creciendo nuestros papás nos van metiendo en diferentes actividades,
un poco para que vayamos aprendiendo diferentes cosas, otro poco para
mantenernos ocupados y otro para que vayamos viendo que es lo que nos gusta y
cuál es nuestra misión en esta vida.
Así es como
de repente en un lapso corto de tiempo hicimos desde pintura rupestre hasta
nado sincronizado.
Por suerte,
llega ese maravilloso momento de la vida en el que tenemos poder de decisión y
nos inclinamos por una de todas esas actividades. Algunos se quedan con la
danza, otros con el arte, otros con los idiomas, la tecnología, la música. Vos
si estás leyendo esto claramente te inclinaste por los deportes.
Si Sócrates
estuviera dando vueltas por acá y fuera de los tipos que anda sin vueltas,
diría que el deporte es una actividad o
ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o
sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física.
Nosotros
ahí le diríamos, todo bien Sócrates, muy linda tu definición pero el deporte es
otra cosa.
El deporte
es eso que hace que te olvides de todo por una, dos, tres o mil horas.
Es el que
te hace decir no puedo a muchas otras cosas pero también es el que te hace
decir lo logré cuando alcanzaste tu meta después de tanto entrenar.
El deporte
es lo que te hace golpear a todos con el bolso en el transporte público.
Es eso que
hace que el club se convierta en tu segunda casa y tu profesor/a en parte de tu
familia.
Es eso que
hace que te vuelvas atérmico, porque no importa que llueva, nieve o truene, vos
vas a estar ahí entrenando.
El deporte
también es eso que te hace conocer amigos, pero no cualquier amigo, te hace
conocer a esos que te entienden cuando hablás técnicamente, amigos que aunque
pases años sin verlos y te reencuentres con ellos después de años, van a seguir
llevándose bien porque comparten una misma pasión y entienden tus felicidades y
tus broncas.
Además, el
deporte es el que define los rasgos físicos. De repente te vas a encontrar asociando
a una persona alta con un basquetbolista, una con espalda ancha con un nadador
y una elástica con una gimnasta y probablemente no te equivoques.
El deporte
también hace que los deportistas tengan esas cosas como comer en el viaje al
club, preferir un jogging o una calza antes de un jean y obviamente las
zapatillas son sus mejores amigas.
Pero ojo, a
la hora de lookearse son los primeros que se empilchan de pies a cabeza, tacos
altísimos para las mujeres, camisita fachera para los hombres. Maquillaje,
infaltable y perfume inolvidable.
Y en las
fiestas prepárate, porque siempre van a ser los que el animador destaque por su
buena onda.
Porque el
deporte hace eso, hace que puedas estar cantando y bailando a lo loco y en un
microsegundo llegar a la máxima concentración para salir a competir.
Y porque
también es así, el deporte te da disciplina, confianza en vos mismo, te da la
capacidad de moldearte ante cualquier situación.
Hace que tu
acción preferida sea ponerte los patines, patear la pelota, agarrar el palo de
hockey o ponerte las antiparras.
El deporte
es eso que hace que cuando sentís el viento en tu cara te sientas la personas
más feliz del mundo.
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