sábado, 24 de octubre de 2015

A veces te quiero

A veces te quiero aunque me hayas lastimado una y otra vez
A veces te quiero aunque lo nuestro ya sea un recuerdo
A veces te quiero aunque se que lo nuestro no va a funcionar nunca
A veces te quiero aunque no te preocupe nada más que vos
A veces te quiero aunque se que no debería
A veces te quiero porque se que en el fondo sos el único para mí. 

miércoles, 7 de octubre de 2015

¿A donde irías si quisieras desaparecer? III

Cuando Camila tocó la arena fría, con sus pies descalzos, sintió como el alma le volvía al cuerpo. Se sentó pesadamente y cerró los ojos. Como le gustaba escuchar el tranquilizante sonido del mar. Definitivamente estaba en su lugar en el mundo.
Hacía un poco de frío y el cielo estaba nublado, solo un poco más que su mente. Sabía que había sido una locura haberse fugado de esa manera y sabía que consecuencias le esperarían cuando volviera. Pero no le importaba. Había intentado hacer cambios en su vida miles de veces para sentirse mejor pero nada había funcionado. No porque no le haya puesto empeño sino porque lo que necesitaba era cambiar algo en su interior. Sabía que la única manera de sentirse bien era hacer un paréntesis. Porque es así. Muchas veces es solo una cuestión de frenar un instante, reordenarnos y seguir adelante. Y qué mejor que hacerlo en un lugar que amamos.
Camila abrió los ojos y comenzó a sentir un cansancio terrible, de esos que sentís cuando te sacás algo pesado de encima.
En el cielo ya no había ni una sola nube, se fueron en el momento justo para presenciar la mejor parte del día. El sol, mientras se escondía entre los médanos, iluminaba con sus rayos la espuma de las olas que rompían revoltosas en la orilla. Camila suspiró por última vez en el día y se quedó observando ese maravilloso paisaje. Probablemente no podría solucionar sus problemas enseguida pero por lo menos estaba segura de que ahora podría verlos desde otra perspectiva.

Y  vos, ¿A dónde irías si quisieras desaparecer?

miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿A dónde irías si quisieras desaparecer? II

Camila abrió el placard y rápidamente metió toda la ropa que le pareció necesaria en el bolso.
Con un nudo en la garganta escribió con letra desprolija un “Me fui” y lo dejó en la mesita del teléfono, solo por si acaso. Desenchufó todos los electrodomésticos, cerró todo con llave y se subió al auto ágilmente. Se puso el cinturón de seguridad y luego de respirar hondo arrancó.
Nunca había hecho nada semejante. Ni siquiera se había rateado alguna vez en el colegio. Pero ahora lo necesitaba. Lo necesitaba como nunca. Tenía que desaparecer, por primera vez en su vida tenía que hacer algo sin preocuparse por nada más que ella misma.

Comenzó a andar haciendo el mismo camino que tendría que haber hecho si se hubiera tomado el tren a la mañana pero esta vez el destino era otro. Encaró para la ruta y manejó un par de horas tratando de poner su mente en blanco pero era algo imposible, su pecho se llenaba de angustia cada vez más y más, trató de controlar la situación pero no pudo más. Frenó el auto en la banquina y se puso a llorar. Las lágrimas le comenzaron a caer por las mejillas como si fuese una lluvia torrencial. La cabeza le empezó a latir con mucha fuerza y empezó a dudar. ¿Estaba haciendo lo correcto? Quizás sí, quizás no. Pero ya había llegado hasta ahí y tenía que seguir, tenía que volver a sentirse viva. Se secó las lágrimas, volvió a respirar hondo y pisó el acelerador. Todavía le quedaban algunas horas de viaje. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

¿A dónde irías si quisieras desaparecer?

Camila bajó a la estación Aristóbulo del Valle, sacó su boleto y se desplomó en uno de los viejos bancos. Cerró sus ojos y disfrutó de la brisa primaveral que suavemente golpeaba su rostro. Que cansada se sentía. 
Faltaban solo unos meses para terminar el año y ya sabía que su balance sería negativo.  
En su cabeza dos deseos se iban alternando continuamente: volver a sentirse feliz y desaparecer. 
La bocina del tren la despertó de su ensoñación. Eran las 12:02 cuando todos comenzaron a subir dejando la estación completamente vacía. 

Al Belgrano Norte se lo reconoce por su color rojo y se caracteriza por su buen servicio pero sobre todo por tener siempre a alguien colgado en el estribo. 
Camila se lo toma todos los días. Cuando logra sentarse goza del paisaje, es que en tan solo 17 minutos puede admirar casi la mitad de la ciudad. 
12:19 el tren entró a la estación de Retiro. Cuando por fin frenó todos bajaron y comenzaron a caminar por el anden formando largas e interminables filas. Había hombres altos y bajos, mujeres gordas y flacas y niños rubios y morochos, pero ninguno de todos ellos era Camila.

domingo, 23 de agosto de 2015

Gracias a un accidente

Dicen que la vida da tantas vueltas que uno nunca sabe con lo que se puede encontrar. De un día para el otro uno puede dejar de ser lo que era, y  un pequeño error puede cambiarte la vida. Eso mismo me pasó a mí, que por anotar mal un número conocí a mi papá.

Según mi mamá, mi papá era un australiano que vino a pasar sus vacaciones acá, se conocieron y en poco tiempo se enamoraron profundamente. Él pensaba dejar todo y venirse a vivir ella. Pero un día, por un mal entendido, se pelearon y él decidió regresar. Como no le dejó ningún dato, mi mamá nunca pudo volver a contactarlo y por ende nunca se enteró de que del fruto de su amor había nacido yo.

Lo único que tenía de él era una foto. A veces me preguntaba si  había heredado de él mi pasión por la música y sobre todo por el piano.
El piano, mi fiel amigo, el que me acompaña desde los 6 años, el que me ha visto reír y llorar y gracias al cual conocí a mi progenitor.

Resulta que yo estaba en el último año del colegio, ya había decidido que mi destino era estudiar música por lo que debía practicar para hacer el examen de ingreso al conservatorio.
Para sentirme un poco más segura opté por ir a un profesor, busqué en Internet y vi uno que me parecía el indicado. Me anoté la dirección y me dirigí al lugar.
Cuando llegué y leí el nombre de la academia me di cuenta de que me había equivocado pero como ya estaba ahí decidí entrar igual. 

La recepcionista me atendió muy amablemente y me dijo que el profesor estaba libre asique podría conocerlo y charlar sobre cómo serían las clases.
Me acerqué a la sala que me habían indicado y el corazón me empezó a latir fuerte, desde el pasillo se podía escuchar la primera canción que aprendí a tocar y que me encanta. Eso ya era un buen indicio. Con una sonrisa abrí la puerta y me quedé helada. 

No podía ser verdad lo que estaba viendo. Allí estaba. El que estaba tocando el piano era nada más y nada menos que mi papá.

Él levantó la vista y me sonrió. Obviamente no sabía quién era yo. Como vio que estaba no emitía sonido se acercó hacia mí y me preguntó si me sentía bien. Me puse a llorar.
Él no entendía nada. Trataba de calmarme pero yo lloraba aún más y más. Cuando pude respirar le dije que era mi papá. Él pensó que estaba jugando pero cuando le dije el nombre de mi mamá su cara se transformó.

Cuando me calmé hablamos tranquilos, le conté todo lo que sabía al respecto. No podía creer todo lo que estaba pasando.
Me acompañó a mi casa y allí se encontró con mi mamá. Fue un día de demasiadas emociones.
¿Quién iba a decir que por escribir mal un número iba a pasar todo esto?

De este día ya pasaron diez años. Hoy mi papá y mi mamá están más enamorados que nunca. Tengo un nuevo hermanito y mi papá y yo nuestra propia academia de música. 

domingo, 26 de julio de 2015

Amor subterráneo


Me llamo Marcos y soy músico en el subte.  Si, vivo de eso. Y antes de que me empiecen a decir vago, hippie o sucio, les cuento que hay denominaciones que me quedan mucho mejor como: persona que ama lo que hace, soñador, optimista o cualquier término que sea adjetivo de feliz. Toco en la línea D simplemente porque es verde y a ese color se lo relaciona con la esperanza, sentimiento que mí me sobra y que creo que nunca hay que perder, al menos que se cumplan los objetivos, claro. Cuando era más joven vivía con la esperanza de que pasara algo asombroso, algo que me cambiara la vida. Por suerte, hoy en día tengo el agrado de decir que así sucedió. Fue un viernes. Empecé mi día a eso de las diez cuando el subte dejó de ser una lata de sardinas. “Muchacha ojos de papel” fue el primer tema que interpreté y así fui variando el repertorio hasta la hora del almuerzo.  A eso de las tres, volví al mundo subterráneo. Como siempre, vi pasar un sinfín de gente: altos, bajos, gordos, flacos, mujeres con tacos, hombres en traje, chicos con chupete y adolescentes con celulares. Es increíble con la diversidad con la que uno se puede encontrar ahí abajo, pero también es increíble como entre todas esas personas tan diferentes puede haber solo una que te vuele la cabeza. Eran las 21:03 cuando subió al vagón. Su perfume me envolvió por completo dejándome totalmente embobado. Tenía puestos unos jeans oscuros, botas negras, un tapado azul marino y un brillante pelo castaño, atado en una larga cola de caballo. Cuando la miré a los ojos quedé paralizado, nunca en mi vida había visto semejante belleza. Se sentó en el asiento al lado de la puerta, justo en frente mío, en el lugar perfecto para admirarla hasta el cansancio. Era hermosa. No me imagino como me vería desde afuera, pero seguro que no muy bien, porque una señora me preguntó si me pasaba algo. Ahí fue cuando volví a la realidad. Como vi que ya había suficiente gente me presenté y anuncié que iba a comenzar con una canción de Charly. No hizo falta decir más, con solo decir ese nombre logré que me prestara atención. Me clavó los ojos y sonrió. No tienen una idea de la explosión de sentimientos que se generó en mi interior en ese glorioso momento.  Hice sonar los primeros acordes y seguí con las primeras estrofas de “Rezo por vos”. Ella automáticamente cerró los ojos y empezó a mover la cabeza al compás de la música. Mi corazón latía cada vez más fuerte. No podía dejar de mirarla, estaba hipnotizado. El subte frenó en José Hernández, subió más gente, pero no me importó.  Solo me importaba ella.

“¿Sigo con una de Cerati?”, pregunté. LE pregunté, mejor dicho. Asintió con la cabeza y “Trátame suavemente” fue la canción que siguió. Avanzamos dos estaciones más y yo no podía parar de derretirme. Sentía que había una química tan grande que podía llegar a producir un estallido. De repente quedé en blanco. Todas las canciones se me habían borrado de la mente. Lo único que reproducía mi cabeza era mi futuro con ella al lado. Suena muy exagerado, lo sé, pero les juro que fue amor a primera vista, nunca me había pasado algo semejante. Como mis neuronas siguieron sin poder hacer sinapsis, no me quedó otra que preguntarle al público qué quería escuchar y allí ocurrió el milagro. La voz más dulce del universo penetró en mis oídos pidiéndome una canción del Flaco. “Tus deseos son órdenes” pensé. Y le canté con mucha fuerza “Seguir viviendo sin tu amor”. Frenamos en Bulnes, ella se paró y a mi casi me agarró un paro. No podía dejarla ir. Por suerte, no se bajó ahí, pero si lo haría en la estación próxima, así que me disculpé con el público y empecé a guardar las cosas rápidamente. Todos se empezaron a parar y a dejarme unos billetes en la gorra. Si bien me encanta que hagan eso, en ese momento necesitaba actuar con rapidez. Frenamos en Agüero y esquivándome se bajó. Bajé tras ella. Pensaba seguirla e invitarla a tomar algo, pero no pude. No sé qué fue lo que me pasó. Ahí me quedé, parado mirando como el amor de mi vida se escurría entre la gente. Me fui a mi casa totalmente decepcionado. No entendía cómo pude haber sido tan estúpido. Con mucha bronca empecé a contar lo recaudado en el día, parecía que en ese sentido las cosas habían salido bien. Cuando estaba sacando los últimos billetes de la gorra, mi corazón dio un vuelco, mezclado había un papel arrugado con un número de teléfono. ¿Me lo habría dejado ella? Lo agendé tan rápido como pude, pero cuando abrí el Whatsapp la desilusión volvió a invadirme. La foto era de una señora con un hijo, se ve que a alguien se le había caído sin querer. Me fui a dormir con un sabor amargo en la boca. Nunca me iba a perdonar no haber accionado.Fue la peor noche que tuve en años. No podía dejar de pensar en ella y en el momento mágico que había vivido y, por supuesto, de cómo había arruinado todo. Al otro día me levanté cansado y enojado. Pensé en quedarme en casa, pero para bien o para mal la vida siempre sigue así que me fui a tomar un café al bar del que era habitúe. Me senté, saludé al mozo, me puse a leer el diario, el ritual de todos los días. Mi ánimo comenzó a mejorar, escribí los títulos de las canciones que tenía ganas de cantar y sin darme cuenta empecé a tararear “Al lado del camino”. “Me encanta esa canción, ayer no la cantaste”, escuché decir. Me quedé petrificado. Estaba soñando o realmente la voz que me hablaba era… Me di vuelta de inmediato y ahí estaba, parada frente a mí, con el pelo atado con esa cola de caballo que me volvía loco. Me la quedé mirando sin poder pronunciar una sola palabra. De todos los recovecos que tiene el mundo, la chica de mis sueños pasó por el que estaba yo, me vio y entró y ahí estaba, parada frente a mí, encarándome y todo era real.  “Perdón que te moleste, pero te vi por la ventana y no te podía dejar ir otra vez. Me llamo Lucía.” Y así fue como empezó todo. Nos pasamos toda la mañana hablando, teníamos muchas cosas en común. Yo no podía creer lo que estaba pasando, pero pasaba. ¿Cómo terminó todo? Salimos un tiempo, pero no funcionó. No estábamos en la misma sintonía. Sin embargo, se ve que las cosas tenían que ser porque años después nos volvimos a encontrar. Hoy Lucía es mi esposa, la madre de mis hijos y la mujer de mi vida.

miércoles, 1 de julio de 2015

Respirar

Trato de sonreír. No es muy difícil, lo hago siempre pero esta vez es diferente.
Un nubarrón gris pasa por mis ojos y todo se oscurece.
Mi pecho se infla, mi garganta se cierra. Hago fuerza para que mis lágrimas no empiecen a caer.
Hay gente mirando y decir lo que siento no es una opción.
No solo porque no me gusta sino porque no se muy bien que me pasa. 
O sí, Quizás no es una sola cosa sino muchas que me van afectando en mayor o menor medida dependiendo la situación. 
Respiro hondo. La angustia pasa por un momento. 
Trato de sonreír. Lo logro por un tiempo. Pero el nubarrón vuelve a aparecer.
Pasan las horas. Ya no aguanto más. Rompo en llanto.
Las lágrimas recorren mis mejillas rápidamente. Se me ahoga la respiración. Quiero gritar. 
Mi corazón late fuerte pero a la vez se va calmando. Las pulsaciones bajan,
Todo se tranquiliza. Todo se aclara. No se cuanto va a durar esta sensación. Espero que mucho.
La tristeza no es para mí. Solo quiero que pase y poder ver, detrás de las nubes, el cielo azul.

lunes, 11 de mayo de 2015

A veces te quiero

A veces te quiero porque cuando estoy con vos no hay problema que exista.
A veces te quiero porque mi corazón está en paz cuando estoy cerca tuyo.
A veces te quiero porque sin darte cuenta me sorprendés de la más grata manera.
A veces te quiero porque me hacés sonreir con solo mirarte.
A veces te quiero porque cuando estás conmigo me siento una mejor persona.
A veces te quiero porque, aunque pase el tiempo, sigo pensando que sos el único para mí.

viernes, 24 de abril de 2015

¿Cuándo fue la última vez que lloraste de la risa?

¿Cuándo fue la última vez que te dolió la mandíbula de tanto reirte?
¿Cuándo fue la última vez que dijiste "hace cuanto que no me ría así"?
¿Cuándo fue la última vez que tuviste que reíste hasta llorar?
Si no te pasa hace mucho, ¿Por qué?

lunes, 20 de abril de 2015

Para vos, deportista

A medida que vamos creciendo nuestros papás nos van metiendo en diferentes actividades, un poco para que vayamos aprendiendo diferentes cosas, otro poco para mantenernos ocupados y otro para que vayamos viendo que es lo que nos gusta y cuál es nuestra misión en esta vida.
Así es como de repente en un lapso corto de tiempo hicimos desde pintura rupestre hasta nado sincronizado.
Por suerte, llega ese maravilloso momento de la vida en el que tenemos poder de decisión y nos inclinamos por una de todas esas actividades. Algunos se quedan con la danza, otros con el arte, otros con los idiomas, la tecnología, la música. Vos si estás leyendo esto claramente te inclinaste por los deportes.
Si Sócrates estuviera dando vueltas por acá y fuera de los tipos que anda sin vueltas, diría que el deporte es una  actividad o ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física.

Nosotros ahí le diríamos, todo bien Sócrates, muy linda tu definición pero el deporte es otra cosa.
El deporte es eso que hace que te olvides de todo por una, dos, tres o mil horas.
Es el que te hace decir no puedo a muchas otras cosas pero también es el que te hace decir lo logré cuando alcanzaste tu meta después de tanto entrenar.
El deporte es lo que te hace golpear a todos con el bolso en el transporte público.
Es eso que hace que el club se convierta en tu segunda casa y tu profesor/a en parte de tu familia.
Es eso que hace que te vuelvas atérmico, porque no importa que llueva, nieve o truene, vos vas a estar ahí entrenando.

El deporte también es eso que te hace conocer amigos, pero no cualquier amigo, te hace conocer a esos que te entienden cuando hablás técnicamente, amigos que aunque pases años sin verlos y te reencuentres con ellos después de años, van a seguir llevándose bien porque comparten una misma pasión y entienden tus felicidades y tus broncas.
Además, el deporte es el que define los rasgos físicos. De repente te vas a encontrar asociando a una persona alta con un basquetbolista, una con espalda ancha con un nadador y una elástica con una gimnasta y probablemente no te equivoques.

El deporte también hace que los deportistas tengan esas cosas como comer en el viaje al club, preferir un jogging o una calza antes de un jean y obviamente las zapatillas son sus mejores amigas.
Pero ojo, a la hora de lookearse son los primeros que se empilchan de pies a cabeza, tacos altísimos para las mujeres, camisita fachera para los hombres. Maquillaje, infaltable y perfume inolvidable.
Y en las fiestas prepárate, porque siempre van a ser los que el animador destaque por su buena onda.
Porque el deporte hace eso, hace que puedas estar cantando y bailando a lo loco y en un microsegundo llegar a la máxima concentración para salir a competir.

Y porque también es así, el deporte te da disciplina, confianza en vos mismo, te da la capacidad de moldearte ante cualquier situación.
Hace que tu acción preferida sea ponerte los patines, patear la pelota, agarrar el palo de hockey o ponerte las antiparras.
El deporte es eso que hace que cuando sentís el viento en tu cara te sientas la personas más feliz del mundo.


lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 7 (parte 2)

Les dejo lo último que escribí de esta historia y espero algún día poder terminarla.


22 de marzo de 1992

A pesar de que todos estamos muy tristes con la pérdida de Cristian, para la mayoría de nosotros esta es nuestro  penúltimo  acá y la queremos disfrutar. Es por eso que durante el día cada uno va a ser lo que le guste y a la noche vamos a cenar todos juntos.
Por mi parte decidí simplemente ir a la playa. Yo sé que podría hacer algo más divertido pero después de leer la carta de Sofía solo se me ocurre ir ahí.

-          Mirá acá está.

Querido Thiago:
                           Sé que preferís que no mantengamos mucho contacto, según vos para que no nos extrañemos tanto, pero ¿sabés qué? Me es imposible no extrañarte. Estás en mi mente todo el tiempo, veo tu cara en todos lados y no hay noche en la que no me pregunte si estarás bien.
                           Hoy revelé las fotos de nuestras vacaciones. Las miro una y otra vez. Mirándolas siento que estás conmigo y no tenés una idea de lo que daría por estar a tu lado.
                        Cambiando de tema (porque si sigo me tomo un avión ahora mismo y me voy a donde estés) quiero que sepas que me ascendieron, no te puedo expresar lo feliz que estoy. Otra buena noticia es que estoy haciendo un curso de cocina, asique cuando vuelvas te voy a esperar con tu comida preferida.
                      Por último, te quiero pedir que cuando puedas me mandes aunque sea un telegrama para que sepa que estás bien.
                                                   Te amo con el alma,
                                                                                       Sofía.

-Ay! ¡Me muero de amor!
- Se nota que se amaban de verdad, alguien que no ama a una persona jamás podría escribirle semejante carta.
Florencia y Francisco se miraron un largo rato hasta que Francisco reaccionó y dijo:
-          Se está haciendo de noche, ¿querés que te acompañe a tu casa?
-          ¿No querés terminar de leer? Solo queda un día en Brasil.
-          Tenés razón, terminemos lo que queda.

23 de marzo de 1992

Todo guardado, pasaje en mano, listo para tener una nueva aventura, solo me queda despedirme de todos.  La peor parte. Asique voy a empezar a tomar aire, hacerme hombre y tratar de no llorar, cosa que veo imposible. Estas personas tocaron mi corazón y van a estar guardados en mi memoria para siempre.



jueves, 2 de abril de 2015

Capítulo 7 (parte 1)

16 de marzo de 1992

¿Para qué habré dicho que algo malo iba a pasar? Definitivamente yo llamo a la mala suerte. Simplemente teníamos que subirnos a una lancha y navegar unos kilómetros por el río Amazonas para ir a buscar algo de comida.
Pero NO, se nos tuvo que parar la lancha en el trayecto más peligroso del río.
¿Por qué esta mala fortuna habrá llegado al punto de privarme de escribir que pudimos salir sanos y salvos de esa desesperante situación? ¿Por qué tuvo que llegar al límite de que uno de los miembros de la tribu perdiera su mano y su pierna tratando de ahuyentar a los cocodrilos?
Jamás pensé presenciar una escena tan horripilante y lo peor de todo es que esa sensación de angustia aún continúa.

17 de marzo de 1992

Hoy si se puede decir que fue un día grandioso. Al levantarme, los más pequeños de la tribu me llevaron con ellos a extraer de unos árboles unas exquisitas fragancias para regalarle a una de las mujeres, en motivo de unión con su amado esposo. Por lo que me dijeron, el perfume simboliza el amor eterno, en la ceremonia cada uno debe ponerle al otro un poco en las muñecas. De esta manera ambos unen sus fragancias en una sola para el resto de sus vidas.
Es realmente una ceremonia hermosa y muy significativa. Me gustaría hacer algo así en mi casamiento.
Por otro lado, me informaron que el hombre que tuvo el accidente ayer se está recuperando favorableente y además me dijeron que no me preocupe ya que este tipo de accidentes es común.

-          Mirá, esta página está toda borroneada. Dijo Florencia
-          Capaz se largó a llover cuando escribía, contestó Francisco
A Florencia le causó gracia el comentario y riéndose le dijo que siguieran leyendo.

20 de marzo de 1992

Cristian por fin descanza en paz. Aunque en el entierro estábamos nada más los que paramos en la posada, ya que no se pudo localizar a ningún familiar, yo creo que a él le hubiera gustado que sea algo así, pequeño.
¿Quién iba a decir que un joven tan aventurero, tan inteligente y tan conocedor de la fauna del lugar iba a morir estrangulado por una serpiente? Si tan solo hubiera podido gritar…
Tuvimos suerte que la Anaconda no llegó a comérselo.
¿Por qué si ese día el sentimiento de angustia en mi pecho era más fuerte que nunca permití que se fuera a una expedición tan peligrosa?
Lo único que me consuela es que ahora Cristian está en un lugar mejor donde nada puede pasarle.

-¡No puedo creer que se haya muerto!

- ¡Yo tampoco! No lo puedo creer, no le pasa una buena a este hombre. 

lunes, 30 de marzo de 2015

Capítulo 6 (parte 2 )

 Eran las 21:55 y Florencia ya estaba cambiada, peinada y maquillada esperando a que Francisco la pasara a buscar.
Estaba muy nerviosa ya que era la primera vez que salía con un chico.
A las 10 en punto sonó el timbre. Florencia pegó un gritito y luego comenzó a hacer sonar una risa nerviosa.
Cuando abrió la puerta ambos adolescentes se saludaron.
-          Que linda que estás.
-          Gracias, se limitó a decir Florencia que no daba más de los nervios.

Un par de horas más tarde…

-          ¿Qué te parece si volvemos ahora y vamos hasta la playa a leer el diario?
-          Dale

3 de marzo de 1992

Esto se puede llamar vida, me levnto temprano, salgo a correr por la playa, al mediodía Paula me enseña a cocinar sus mejores recetas y a la tarde salgo a conocer un poco.
Hoy fui al Cristo Redentor. Es una experiencia realmente asombrosa y la vista que hay desde allí no se puede describir con palabras.

10 de marzo de 1992

Cada día la estoy pasando mejor. Hoy fuimos con Amalia y Susana a navegar.
Nunca me reí tanto como cuando ambas señoras imitaron a sus maridos y sus amigos.
Puedo decir que la mejor parte del día fue cuando Amalia se tiró desde el barco haciendo una mortal. Nunca pensé que una mujer de su edad podía tener tanta destreza.
Por otro lado, estoy muy ansioso, antes de irme hoy a la mañana, Cristian me dijo que me tenía que hacer una propuesta a la que no iba a poder decir que no. 

12 de marzo de 1992

La gran propuesta era acompañar a Cristian y a Natalio a la selva amazónica, y como Cristian suponía, dije que sí. ¿Cómo iba a perderme esta gran oportunidad?
Igualmente, confienzo que estoy un poco asustado. En la selva hay grandes peligros a los que no sé si voy a poder hacerles frente.
Así y todo, Natalio y Cristian conocen muy bien el lugar y sé que me van  a ayudar si necesitara ayuda.

14 de marxo de 1992

Después de dos agotadores  días de viaje llegamos al pulmón del mundo. Nos recibieron integrantes de la tribu Matses, los cuales son amigos de mis compañeros hace años.
Estos indígenas son semi nómadas y algunos hablan español o portugués. Va, eso es lo que me dijeron.
En el lugar hace mucho calor y la luz es muy escasa. Se oyen miles de pájaros cantar y los ruidos provenientes del interior son incesantes. ¿Qué habrá allí? ¿con qué me encontraré?

La lectura fue repentinamente interrumpida cuando el celular de Florencia comenzó a sonar.
-          Si, ya estoy llegando. Es que perdimos el colectivo.
-          ¡Que mentirosa que sos!
-          Y bueno, si se llega a enterar que estoy a las dos de la mañana en la playa me mata. ¿Vamos?
Cuando Florencia comenzó a caminar Francisco la tomó del brazo y la miró fijamente. Estuvo a punto de besarla pero algo en su interior le dijo que no era el momento. Entonces la soltó y se encaminó hacia la salida del balneario.
Florencia que estaba totalmente desconcertada quedó inmóvil un par de minutos más, pero al cruzársele  la imagen de su madre reaccionó y salió corriendo detrás de su enamorado.
El camino de vuelta fue absolutamente silencioso. Sin embargo, tenían muchas ganas de hablar y hasta gritar lo que sentía el uno por el otro. Pero ninguno de los dos se animaba.

Pero como dicen, tiempo al tiempo. Las cosas van a pasar cuando tengan que pasar. Solo es cuestión de esperar.

Al otro día... 

- Flor! ¿Cómo andas?
-Fran! todo bien ¿y vos?
- Muy bien por suerte. Me divertí mucho ayer. 
- Yo también
- Te dijo algo tu mamá de que llegaste tarde?
- No, me preguntó como me había ido nomás. Che, te parece si aprovechamos que está nublado y leemos el diario?
- Si, dale. 

15 de marzo de 1992

Mi primer noche en la selva: SUPERADA
Aunque a decir verdad no pude pegar un ojo en toda la noche. Tal vez si no me hubieran dicho que podían llegar a entrar animales venenosos y mosquitos letales hubiera podido, a pesar del calor insoportable, haber dormido un poco. 
Igualmente no sé si hice bien en venir, siento que va a pasar algo malo y lo que más me preocupa es que este sentimiento se está haciendo cada vez más fuerte.

jueves, 26 de marzo de 2015

Capítulo 6: ¿Decisiones equivocadas?

Florencia se despertó temprano y se alegró al ver que era un hermoso día. Se cambió, se peinó, acompañó a su mamá a hacer unas compras y la ayudó a cocinar el almuerzo.
A las dos de la tarde no aguantaba más, se moría de ganas de ver a Francisco, en consecuencia, pese a que sus padres decían que era demasiado temprano, agarró y se fue.
Al llegar vio que Francisco y Galán jugaban con la pelota. Florencia corrió hacia ellos y se unió al juego.
Luego, decidieron ir al médano a continuar leyendo la historia del viajero.

26 de febrero de 1992

Ayer tuve una noche increíble. Todos los huéspedes de la posada me hicieron una fiesta de bienvenida en la playa.
Armamos un gran fogón. Paula cocino una comida típica de  Brasil y Cristian comenzó a tocar los timbales. Nos pusimos todos a bailar y Natalio cantó una hermosa canción.
Ya avanzada la noche, cuando nos cansamos de tanto bailar y comer, cada uno contó algo especial sobre su vida.
Un relato era más fascinante que el otro. Mientras los escuchaba pensaba como había desperdiciado mis 25 años de vida.
Cuando llegó mi turno, lo único de lo que se me ocurrió hablar fue de Sofía.
Cuando la nombré el vacío que sentía en mi interior se llenó por completo, no podía evitar sonreir y contar lo maravillosa que era.
Terminado mi relato les pedí perdón por no haberles contado nada acerca de mí y haberles hablado todo el tiempo de ella. Pero Cristian, en lenguaje de señas, me dijo que ella era parte de mi vida. Y tiene razón porque cada momento, persona o lugar que  nos haga feliz o que simplemente produzca alguna clase de sensación en nuestro ser es parte de nuestras vidas y si hablas de ellas, hablás de vos.
Finalmente, la fiesta terminó al amanecer cuando me agarraron y me tiraron al mar para luego meterse ellos.
A partir de esa noche, me di cuenta de que todas estas maravillosas personas ya forman parte de mi vida.

-O sea que si yo le cuento a alguien sobre vos, estoy hablando de mí, dijo Francisco de repente.
A Florencia le empezó a latir el corazón muy fuerte y no sabía que decir, se había quedado totalmente muda.
-          Estaba pensando… siguió diciendo Francisco, si hoy a la noche quisieras salir conmigo, podemos ira  a caminar, tomar un helado, divertirnos un rato.
Florencia no daba más de felicidad.
-          SI obvio
-          Buenísimo, te paso a buscar a eso de las 10.
-          Dale, te espero.

-          Bueno, me tengo que ir, le prometí a mi papá que lo iba a acompañar a pescar. Nos vemos.

lunes, 23 de marzo de 2015

Capítulo 5: Mal Comienzo

Francisco estaba metido en el mar hasta las rodillas, el agua estaba medio fría, por eso le estaba costando un poco meterse por completo.
De repente sintió que alguien comenzaba a salpicarlo. Un poco aturdido y enojado, se dio vuelta para interceptar a su agresor pero cuando se dio vuelta, se dio cuenta que no era nada más ni nada menos que Florencia. Entonces tuvo una mejor idea, corrió hacia ella, la levantó entre sus brazos y la tiró debajo de una ola.
Estuvieron jugueteando en el agua un buen rato hasta que Galán, aburrido de estar solo en la orilla, se coló entre las olas y llegó hasta su dueño.
Luego de un rato más de juegos acuáticos, esta vez con Galán incluido, salieron los tres del mar y enfilaron directo para el médano donde se encontraba el diario del viajero.
-          Me muero por saber si al final viajó o se quedó con Sofía, dijo Florencia.
-          Seguro que viajó. 
-          Ya lo veremos. Florencia abrió el diario y comenzó a leer.

23 de enero de 1992

Después de 5 días dejé de estar incomunicado. No puedo creer que me estén acusando de tráfico de drogas a mí, que ni siquiera me podía machetear en el secundario.
Esto verdaderamente es un delirio. Yo que pensé que iba a empezar mi viaje tranquilo, simplemente tomándome un avión hasta Brasil. ¿Por qué tenía que ser tan complicado?
Encima andá a saber cuánto tiempo voy a estar encerrado acá adentro.

7 de febrero de 1992

Hace dos semanas que estoy encerrado. Mi familia y mi abogado están tratando de sacarme pero parece que el que realmente está implicado en esto la tiene bastante negra y no lo pueden encontrar. Lo que no entiendo es por qué yo tengo que cumplir su condena.
Por lo menos los demás presidiarios milagrosamente son bastante amigables.

15 de febrero de 1992

Ya van tres semanas de encierro. Afortunadamente el tema ya se está solucionando, probablemente en una semana salga y con un historial limpio.
Muchos me preguntaron si a pesar de esto iba a continuar mi viaje, y para esa pregunta siempre tengo la misma respuesta: Un tropezón no es caída.  
Esta pequeña estadía es un simple obstáculo en mi camino que no va a ser que pierda mi meta. Aparte acá adentro aprendí varias cosas que seguramente me van a servir en algún momento.

22 de febrero de 1992

Estoy muy feliz. Encontraron todas las pruebas necesarias, atraparon al verdadero traficante y a mí me absolvieron de la causa.
Hoy mismo me largan. Ya preparé todas mis cosas y ahora sí estoy totalmente listo para mi aventura. Nadie ni nada me va a parar.

24 de febrero de 1992

Hoy a la tarde llegué a Buzios. Es un lugar hermoso verdaderamente.
La posada en la que me hospedo da justo al mar. Es una morada muy acogedora, ya que simplemente son seis habitaciones que dan a un patio principal.
Hasta ahora los otros huéspedes son muy agradables y buenos conversadores.
Están Alicia y Marcos, una pareja de unos 30 años que vinieron a pasar su luna de miel acá.
Amadeo y José que ocupan la habitación contigua y que son dos uruguayos que, como yo, están viajando por el mundo. Luego están Amalia y Susana, dos mujeres de unos 45 años que después de separarse de sus maridos decidieron celebrarlo yendo de vacaciones.
También están Paula y Natalio, los dueños de la posada, que por lo que me contaron hacen la mejor comida de todo Brasil.  Y por último, está Cristian, mi compañero de habitación. Es mudo y vive acá hace algunos años. Espero que nos llevemos bien. Creo que sería grandioso tener un amigo en este país desconocido.

-          Bueno, creo que se hizo tarde, dijo Florencia.
-          Cada vez se hace tarde más temprano.
-          Dicen que cuando uno se divierte el tiempo pasa volando.
-          Y no se equivocan.
-          Chau, nos vemos mañana.
-          Chau.

Mientras Florencia se alejaba, el ritmo cardíaco de Francisco volvía a la normalidad.

lunes, 16 de marzo de 2015

Capítulo 4: El encuentro

13 de enero de 1992

Es tan agradable estar en la playa, caminar sobre la arena calentita, sentir los rayos del sol en la cara, oír a los vendedores pasar y a los niños jugar sin parar durante todo el día.
Meterse poco a poco al mar hasta finalmente zambullirse entre las olas y quedarse allí hasta que no quede nadie más.
Sentarse en una sella y mirar el atardecer y es más agradable todavía cuando ese placer se comparte con la persona que uno ama.
Se me parte el alma pensar que este puede llegar a ser el último verano que pase con Sofía.
Pero el viaje que voy a hacer es muy largo y no creo que ella me espere. Me encantaría que cuando vuelva ella me siga amando y poder pedirle casamiento acá mismo, pero no puedo atarla a mí, sería muy egoísta si lo hago. Aparte si le llegara a pasar algo en mi ausencia jamás me lo perdonaría.

14 de enero de 1992

No pide dormir en toda la noche tratando de pensar como decirle a Sofía que desde que tengo 16 años estoy juntando plata para irme a recorrer todo el mundo y que cuando volvamos voy a agarrar mi mochila y no voy a volver hasta dentro de un año.
Varias veces durante el transcurso d
Durante la noche cuando la miraba mientras dormía, lo hermosa que era, consideré no hacer el viaje. Pero si no lo hago no lo voy a hacer nunca.
También consideré preguntarle si quería venir conmigo pero con tan solo 24 años logró conseguir un puesto muy importante en su trabajo y no puedo arruinarle su carrera en su mejor momento.
Si su belleza, su buen humor, su inteligencia y su dinamismo no hubieran aparecido en mi vida dos años atrás , las cosas serían mucho más fáciles, pero claro. No sería tan feliz.

15 de enero de 1992

Sofía no me habló en todo el día, lo único que me dijo fue un “Chau Thiago”. La vi llorar algunas veces pero cada vez que me acercaba se iba.
Yo sé que ahora no lo entiende pero cuando esté muy lejos me lo va a agradecer.
16 de enero de 1992
Hoy regresamos a Buenos Aires. Durante el viaje traté que Sofía entienda que iba a estar mejor sin mí pero nisiquiera me miraba.
Cuando llegamos a su casa, despupes de más de un día de frialdad por parte de ella, ya estaba convencido de que me iría con el recuerdo de una Sofía triste y enojada. Pero de repente estalló y me empezó a gritar que era un egoísta, que solo pensaba en mí. También me dijo que si se lo hubiera dicho ella hubiera hecho lo imposible por acompañarme. Se largó a llorar, yo también, nos abrazamos, nos besamos y cuando nos tranquilizamos pudimos hablar.
Me dijo que ella me iba a esperar todo el tiempo del mundo, que el amor que había florecido en los años que estuvimos juntos no desaparecería de un momento a otro.
Juro que a medida que me hablaba y me miraba sentía que la amaba cada vez más y más y en ese preciso momento decidí que si cuando volvía las cosas no habían cambiado me casaría con ella.

-          Wow, nunca pensé que alguien podía amar tanto a una persona, dijo Florencia
-          ¿Alguna vez te enamoraste? Preguntó Francisco curioso
-          La verdad que no. Igual tampoco soy tan grande como para haberme enamorado de alguien.
-          ¿Qué tiene que ver? Para estar enamorado no se necesita ser grande.
-          Tenés razón, contestó Florencia un poco avergonzada de su respuesta.
-          ¿Seguimos leyendo? Me encanta esta historia
-          La verdad es que ya es tarde y tendría que ir volviendo.
-          Está bien, no importa, seguimos mañana, claro, si querés.
-          Obvio que quiero, me divertí mucho hoy.
-          Yo también, dijo Francisco sonriendo. ¿Si dejamos el diario acá? No creo que le pase nada.
-          Si, por qué no.
-          ¿Querés que te acompañe?
-          No, dejá. Voy sola. Nos vemos mañana
       Ambos adolescentes se despidieron. Definitivamente eran el uno para el otro.

jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo 3: El encuentro


Florencia toca el mar con la punta de los dedos de los pies. El agua está hermosa. Sin embargo no quiere meterse enseguida, prefiere mirar un poco más para ver si encuentra a su “amor” pero no hay rastros. Aunque el hecho la desilusiona un poco decide seguir en su puesto de observación.
Mientras tanto…
-          - Mirá Galán, ¡es ella! ¡Está acá! Vos que decís, ¿Voy a hablarle? 
     Galán entendiendo la duda e indecisión de su amo solucionó el problema en un instante,aprovechó la distracción de este y comenzó a correr en dirección de la joven. A darse cuenta de esto, su dueño lo siguió a pesar de que ya le llevaba una gran ventaja.
Cuando el negro can llegó hasta la muchacha, esta empezó a acariciarlo y a jugar con él.
Francisco llegó a los pocos minutos y casi sin respiro dijo: - Perdonáme, se me escapó.
-          No importa, me encantan los perros. ¿Cómo se llama?
-          Francisco, pero podés tutearme eh, tengo 17 años nada más. ¿Y vos?
-          Jajaja. Me llamo Florencia y tengo 15, igual.. yo hablaba del perro.
-          Ahh! Perdoná. Él se llama Galán, le puse así porque desde que lo tengo todas las perritas están atrás de él.
-          Mirá vos. La verdad que sí, es un verdadero Galán.
Florencia y Francisco se quedaron hablando un buen rato. Se los veía tan contentos, era como un sueño hecho realidad. Ambos estaban con la persona que deseaban, conversando como si se conocieran de toda la vida.
Bastaba con ver el modo en que se miraban para saber que Cupido había pasado por allí.
Los dos adolescentes descubrieron que tenían muchas cosas en común. Podrían haber estado así toda la vida pero Galán se volvió a escapar. Como una ráfaga de viento se dirigió hasta la cima de un pequeño médano.
-          ¿Me acompañás?, le dijo rápidamente Francisco a Florencia. Ella sin decir una sola palabra lo siguió.
Al llegar junto al cuadrúpedo, se detuvieron para ver que era el objeto que estaba desenterrando. Finalmente descubrieron que era una especie de libro.
Francisco intentó abrirlo pero estaba cerrado con llave.
Florencia que había visto ese libro, pero no se acordaba donde, tuvo una corazonada e impulsivamente se sacó la llave que tenía colgada en el cuello.
-          ¡Ya sé cómo se abre!
-          - ¿Cómo que sabés?
-          - Esto lo soñé el otro día
-          ¿Soñaste? ¿No habrás tenido un deja vu?
-          No, yo soñé con esto, y si no me equivoco, este libraco se abre así.
Metió la llave en la cerradura y esta abrió como por arte de magia.
-          No lo puedo creer, ¡sos una genia! Francisco le acarició el brazo y ella no pudo evitar sonreir y ponerse colorada. Como él lo notó, para no ponerla más incómoda le dijo:
-          Veamos qué es, si llegó hasta nosotros debe ser por algo ¿no?
-          Pareciera un diario íntimo, ¿lo leemos?
-          Si lo hacemos juntos, con mucho gusto.

Ambos sonrieron y comenzaron a leer. 

lunes, 9 de marzo de 2015

Capítulo 2: Cambio de rumbo

Hacía ya dos días que Francisco había llegado al lugar donde vacaciona desde que era un pequeño bebé y al no ver a la hermosa jovencita que había registrado el año anterior comenzó a perder las esperanzas y a arrepentirse de no haberle hablado.
-          Ay Galán, espero que este año venga, sino nunca me voy a perdona ni siquiera haberle preguntado el nombre cuando tuve la oportunidad.
Encima yo sé que le gusté, o sea, no me paró de mirar en todo el verano. Te juro que nunca pensé que alguien con una sola mirada me iba a descolocar de esta manera. Fue amor a primera vista.
-          Guau Guau, ladraba su labrador negro.
-          ¿Si era linda? ¡Era muy linda! Alta, de piernas largas, castaña y con una sonrisa… ¡Me voló la cabeza!
-          Este año si está te la voy a mostrar y te prometo que esta vez no la voy a dejar ir.
Las palabras que Francisco le pronunciaba a su perro parecían sinceras y lo eran. 
A decir verdad, Francisco es uno de esos chicos despreocupados, libres y solteros. Una novia definitivamente no encajaba en sus planes, por esa razón, cuando tuvo la oportunidad de comunicarse  con aquella chica no lo hizo.
Pero fue tan fuerte el sentimiento que lo atravesó cuando la vio que estaba decidido a acercársele aunque le pareciera raro el hecho de conquistar a una chica.

Solo debía esperar. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Capítulo 1: Vacaciones Prometedoras

Todos tienen sueños. Uno, o muchos. Uno de los míos es escribir algo que trascienda.
Cuando tenía quince años empecé a escribir una novela que nunca pude terminar, tal vez porque uno de los motivos por la cual la empecé se concretó o porque quizás necesitaba vivir más experiencias para continuarla.
La cuestión es que aún hoy, aunque tiene algunas fallas por una cuestión de edad, me parece una linda historia que merece ser compartida y que algún día me gustaría terminar.

Capítulo 1: Vacaciones prometedoras

A medida que el Sol caía entre los médanos, una suave brisa golpeaba la cara de Florencia, quien sentada en la arena ya fría, oía y observaba como como rompían las olas al llegar a la orilla.
Era un escenario perfecto; pero de repente, la paz y la tranquilidad se transformaron en miedo y desesperación.
Florencia se encontraba en el medio del mar luchando con la corriente tratando de no ser succionada por este.

Afortunadamente y por obra de magia un chico cuyo nombre desconocía apareció y la rescató.
Ya en la orilla, las mismas manos que lograron quitarla de esa horrible pesadilla, le daban un extraño libro con una cerradura más extraña aún, pero que coincidía justo con la llave que Florencia llevaba colgada en el cuello desde el momento que la encontró.

Ella y su salvador abrieron el libro pero al querer leerlo las letras comenzaron a mezclarse y todo a su alrededor comenzó a girar sin control.

Florencia despertó sobresaltada y confundida. Cuando por fin logró darse cuenta de que todo era un sueño miró su reloj. Faltaban dos horas para irse de vacaciones.
Estaba tan emocionada, luego de un agitado año lleno de actividades por fin podría descansar y relajarse.
Sin embargo, en su interior sabía que estas no iban a ser unas vacaciones tradicionales sino que iban a estar llenas de aventura.

Hay que aclarar que este sentimiento no surgió de la nada. Una de las fuentes podría encontrarse en la llave que Florencia encontró un año atrás mientras nadaba en el mar y la cual conservó, no sabía bien si porque s su singular forma la hacía un objeto de colección o porque cuando la tocó sintió que debía guardarla porque algo importante pasaría con ella.
Por otro lado, había otra razón que hacía este sentimiento aún más potente, y era la posibilidad de volver a ver a ese chico que también había visto el año anterior.
Si mal no recordaba, era un día de mucho calor, por ese motivo la playa estaba llena a pesar de ser un día nublado.

Fue cuando se largó a llover el momento en que aquel joven de mediana estatura, de pelo castaño oscuro y lleno de rulos dejó de ser uno más entre ese caos de gente para ser la persona a la cual no pudo dejar de mirar un segundo en todo el verano, la persona que le hubiera gustado conocer si no fuera tan tímida, la persona que con una mirada logró producir en Florencia una sensación única, que le encantó y que espera volver a sentirla otra vez.

Pero como ya fue dicho, esta adolescente es demasiado tímida y es  más probable que encuentre la cerradura de la llave a que se anime a hablarle al chico que tanto le gustó.

Igualmente, una pequeña ilusión habita en ella y hora tras hora se hace cada vez más fuerte.

lunes, 2 de marzo de 2015

50 Sombras. Lado B.

Los fenómenos mundiales son cosas, hechos o personas extraordinarias y sorprendentes que surgen en un determinado período y causan tal revuelo, que luego de años, siguen estando en la memoria de las personas.

En los últimos años este título ha sido otorgado a varias sagas de libros como ser “Harry Potter” o “Crepúsculo” y hoy en día el fenómeno que está revolucionando todas,  las redes sociales y programas de televisión y que se cuela en todas las conversaciones, es la trilogía de “50 Sombras”.
No sé bien si fue porque el libro llegó a mis manos casualmente, porque me intrigaba saber de que se trataba o porque algún día también me gustaría escribir un best- seller, me leí los tres libros y tenía ganas de brindar mi opinión acerca de ellos.

A mi parecer, su éxito claramente no se debe a la forma en que está escrito, ya que tiene varios desequilibrios que hacen difícil explicar de qué se trata verdaderamente la historia.
Por otro lado, considero que el sadismo es uno de los temas fuertes pero solo porque es un tópico tabú y controversial que da mucho para  debatir. La verdad es que cuando uno empieza a leer el libro, el tema erótico si es atrapante y excitante pero con su desarrollo se vuelve algo repetitivo, monótono y hasta aburrido.

Para mí la magia del libro se da a partir de la elección del narrador que es del tipo protagonista.
La novela está contada por Anastasia Steel, la joven que queda cautivada por el misterioso Christian Grey.
Con el correr de las páginas, nos vamos enterando no solo de lo que sucede sino también de sus pensamientos y sentimientos.
Pero lo que no sabemos, y ahí está la clave, es lo que le pasa por la mente a este enigmático multimillonario.
Creo que a todos nos pasa, pero en especial a las mujeres, que nos gustaría saber qué es lo que piensan y sienten las personas que nos gustan o queremos para entenderlos mejor y saber cómo actuar.

Así es, como en el libro, al ponernos en la piel de la protagonista tenemos la urgencia de saber qué es lo que le pasa por la cabeza al señor Grey y pensamos que al ser una ficción vamos a poder hacerlo pero como no es así caemos en la trampa y no podemos parar de leer y leer hasta descubrir la verdad.

Más allá de esta pequeña opinión de pseudo "seguidora" de esta trilogía, considero que esta novela no es la mejor ni la peor que una persona puede leer en toda su vida, pero si es lo suficientemente entretenida para pasar un buen rato. 
Después de todo por algo llegó a tener tanto éxito, además un fenómeno mundial puede ser odiado o amado pero jamás ignorado.