lunes, 23 de marzo de 2015

Capítulo 5: Mal Comienzo

Francisco estaba metido en el mar hasta las rodillas, el agua estaba medio fría, por eso le estaba costando un poco meterse por completo.
De repente sintió que alguien comenzaba a salpicarlo. Un poco aturdido y enojado, se dio vuelta para interceptar a su agresor pero cuando se dio vuelta, se dio cuenta que no era nada más ni nada menos que Florencia. Entonces tuvo una mejor idea, corrió hacia ella, la levantó entre sus brazos y la tiró debajo de una ola.
Estuvieron jugueteando en el agua un buen rato hasta que Galán, aburrido de estar solo en la orilla, se coló entre las olas y llegó hasta su dueño.
Luego de un rato más de juegos acuáticos, esta vez con Galán incluido, salieron los tres del mar y enfilaron directo para el médano donde se encontraba el diario del viajero.
-          Me muero por saber si al final viajó o se quedó con Sofía, dijo Florencia.
-          Seguro que viajó. 
-          Ya lo veremos. Florencia abrió el diario y comenzó a leer.

23 de enero de 1992

Después de 5 días dejé de estar incomunicado. No puedo creer que me estén acusando de tráfico de drogas a mí, que ni siquiera me podía machetear en el secundario.
Esto verdaderamente es un delirio. Yo que pensé que iba a empezar mi viaje tranquilo, simplemente tomándome un avión hasta Brasil. ¿Por qué tenía que ser tan complicado?
Encima andá a saber cuánto tiempo voy a estar encerrado acá adentro.

7 de febrero de 1992

Hace dos semanas que estoy encerrado. Mi familia y mi abogado están tratando de sacarme pero parece que el que realmente está implicado en esto la tiene bastante negra y no lo pueden encontrar. Lo que no entiendo es por qué yo tengo que cumplir su condena.
Por lo menos los demás presidiarios milagrosamente son bastante amigables.

15 de febrero de 1992

Ya van tres semanas de encierro. Afortunadamente el tema ya se está solucionando, probablemente en una semana salga y con un historial limpio.
Muchos me preguntaron si a pesar de esto iba a continuar mi viaje, y para esa pregunta siempre tengo la misma respuesta: Un tropezón no es caída.  
Esta pequeña estadía es un simple obstáculo en mi camino que no va a ser que pierda mi meta. Aparte acá adentro aprendí varias cosas que seguramente me van a servir en algún momento.

22 de febrero de 1992

Estoy muy feliz. Encontraron todas las pruebas necesarias, atraparon al verdadero traficante y a mí me absolvieron de la causa.
Hoy mismo me largan. Ya preparé todas mis cosas y ahora sí estoy totalmente listo para mi aventura. Nadie ni nada me va a parar.

24 de febrero de 1992

Hoy a la tarde llegué a Buzios. Es un lugar hermoso verdaderamente.
La posada en la que me hospedo da justo al mar. Es una morada muy acogedora, ya que simplemente son seis habitaciones que dan a un patio principal.
Hasta ahora los otros huéspedes son muy agradables y buenos conversadores.
Están Alicia y Marcos, una pareja de unos 30 años que vinieron a pasar su luna de miel acá.
Amadeo y José que ocupan la habitación contigua y que son dos uruguayos que, como yo, están viajando por el mundo. Luego están Amalia y Susana, dos mujeres de unos 45 años que después de separarse de sus maridos decidieron celebrarlo yendo de vacaciones.
También están Paula y Natalio, los dueños de la posada, que por lo que me contaron hacen la mejor comida de todo Brasil.  Y por último, está Cristian, mi compañero de habitación. Es mudo y vive acá hace algunos años. Espero que nos llevemos bien. Creo que sería grandioso tener un amigo en este país desconocido.

-          Bueno, creo que se hizo tarde, dijo Florencia.
-          Cada vez se hace tarde más temprano.
-          Dicen que cuando uno se divierte el tiempo pasa volando.
-          Y no se equivocan.
-          Chau, nos vemos mañana.
-          Chau.

Mientras Florencia se alejaba, el ritmo cardíaco de Francisco volvía a la normalidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario