jueves, 26 de marzo de 2015

Capítulo 6: ¿Decisiones equivocadas?

Florencia se despertó temprano y se alegró al ver que era un hermoso día. Se cambió, se peinó, acompañó a su mamá a hacer unas compras y la ayudó a cocinar el almuerzo.
A las dos de la tarde no aguantaba más, se moría de ganas de ver a Francisco, en consecuencia, pese a que sus padres decían que era demasiado temprano, agarró y se fue.
Al llegar vio que Francisco y Galán jugaban con la pelota. Florencia corrió hacia ellos y se unió al juego.
Luego, decidieron ir al médano a continuar leyendo la historia del viajero.

26 de febrero de 1992

Ayer tuve una noche increíble. Todos los huéspedes de la posada me hicieron una fiesta de bienvenida en la playa.
Armamos un gran fogón. Paula cocino una comida típica de  Brasil y Cristian comenzó a tocar los timbales. Nos pusimos todos a bailar y Natalio cantó una hermosa canción.
Ya avanzada la noche, cuando nos cansamos de tanto bailar y comer, cada uno contó algo especial sobre su vida.
Un relato era más fascinante que el otro. Mientras los escuchaba pensaba como había desperdiciado mis 25 años de vida.
Cuando llegó mi turno, lo único de lo que se me ocurrió hablar fue de Sofía.
Cuando la nombré el vacío que sentía en mi interior se llenó por completo, no podía evitar sonreir y contar lo maravillosa que era.
Terminado mi relato les pedí perdón por no haberles contado nada acerca de mí y haberles hablado todo el tiempo de ella. Pero Cristian, en lenguaje de señas, me dijo que ella era parte de mi vida. Y tiene razón porque cada momento, persona o lugar que  nos haga feliz o que simplemente produzca alguna clase de sensación en nuestro ser es parte de nuestras vidas y si hablas de ellas, hablás de vos.
Finalmente, la fiesta terminó al amanecer cuando me agarraron y me tiraron al mar para luego meterse ellos.
A partir de esa noche, me di cuenta de que todas estas maravillosas personas ya forman parte de mi vida.

-O sea que si yo le cuento a alguien sobre vos, estoy hablando de mí, dijo Francisco de repente.
A Florencia le empezó a latir el corazón muy fuerte y no sabía que decir, se había quedado totalmente muda.
-          Estaba pensando… siguió diciendo Francisco, si hoy a la noche quisieras salir conmigo, podemos ira  a caminar, tomar un helado, divertirnos un rato.
Florencia no daba más de felicidad.
-          SI obvio
-          Buenísimo, te paso a buscar a eso de las 10.
-          Dale, te espero.

-          Bueno, me tengo que ir, le prometí a mi papá que lo iba a acompañar a pescar. Nos vemos.

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