miércoles, 25 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la historia? VII

Como era de esperarse mi relación con Daniel terminó inminentemente. Por suerte no pasó mucho tiempo para que pudiera entender que era lo mejor para ambos y mi corazón cicatrizara. Se ve que así son las cosas cuando el amor es auténtico. Como ya les había contado, con él charlábamos casi todos los viernes y en una de esas conversaciones me enteré de que su novia me detestaba porque conocía nuestra historia, pero sobre todo, porque se daba cuenta de cómo nos mirábamos cada vez que nos veíamos. No nos malinterpreten, no lo hacíamos a propósito, era algo inevitable, aunque debo decir que un día las cosas se nos fueron un poco de las manos. Estábamos en un cumpleaños y él había ido solo así que aprovechamos a bailar juntos todo lo que pudimos. Nuestras miradas eran cada vez más intensas. Yo me moría por darle un beso y él también a mí, pero no ocurrió. Los dos sabíamos que era algo inapropiado y además ninguno tenía la intención de lastimar a nadie.  Lo que no pudimos evitar fue sentarnos uno al lado del otro al momento de la cena y tampoco pudimos impedir que nuestras manos se entrelazaran por debajo de la mesa. Mi corazón latía muy fuerte y aún más cuando al regreso, en el auto, comenzó a acariciarme la pierna. Al llegar a su casa nos despedimos como buenos amigos y al llegar a la mía, le envié un mensaje que explotó en sus manos como una granada. “Algún día vamos a coincidir” decía el texto y para mi sorpresa no solo recibí respuesta, sino que me contestó: “Ojalá así sea. A mí nunca me vas a dejar de gustar”. Al leer eso no pude soportarlo más e hice estallar una segunda bomba. Le confesé que nuestra diferencia de edad me había dejado de importar hace bastante y que el día de la fiesta en mi casa yo pensaba decirle que me la quería jugar por él. “No me digas esto”, me contestó y me dijo que si se lo hubiera dicho antes quizás las cosas hubieran sido de otra manera. “No tenemos que pensar en eso”, le escribí y continué diciéndole que si la vida nos quería juntos en algún momento iba a hacer que eso ocurriera, que mientras tanto él tenía que seguir con su novia y yo con mi vida. Al principio no nos costó mucho seguir adelante. Como aquel hecho había pasado casi a fin de año, pasó bastante tiempo hasta que nos volvimos a ver, y si bien nos seguíamos hablando todo fluía con naturalidad. Él se había ido de vacaciones con su novia, yo con mi familia y al regreso cada uno siguió con lo suyo. El conflicto comenzó nuevamente cuando su relación empezó a deteriorarse y a mí, un compañero de trabajo comenzó a seducirme.



miércoles, 18 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la historia? VI

A las dos semanas de salir con Daniel le hablé a él para contarle. No es que quería refregárselo en la cara ni nada por el estilo, sino que prefería contárselo yo antes de que lo supiese por otro lado. Empecé a hablarle de cualquier cosa como para no entrar de lleno en el tema, pero, para mi sorpresa, él también tenía novedades para mí. Me confirmó lo que ya sospechaba, estaba saliendo con alguien más y si bien la noticia me dejó un poco helada me sentí feliz por él. Sabía que lo había lastimado y saber que había una persona que lo quería era reconfortante. Luego de hacerle las preguntas pertinentes sobre su chica llegó mi turno de contarle sobre mi relación. Cuando lo hice se mostró totalmente indiferente, pero lo mal que le cayó la noticia se podía percibir a kilómetros de distancia. Me hizo algunas preguntas al respecto, pero terminó confesándome que ya lo sabía. Después de ese día no nos hablamos más, o por lo menos hasta después de mucho tiempo.

Con Daniel salí durante seis meses. Al principio estaba todo bien y nos queríamos mucho, pero con el tiempo nuestras diferencias comenzaron a ser insalvables. Si bien yo trataba de no hacerle caso en muchas cosas, a veces era inevitable caer en una fuerte discusión.  En esos momentos pensaba en él y me imaginaba como hubiese sido todo si le hubiera dicho que sí. Me acuerdo que un viernes después de una pelea con Daniel tuve una necesidad inmanejable de hablarle, extrañaba mucho nuestras charlas. Aproveché que había comentado algo en el grupo de salsa y le escribí. “Sabía que me ibas a hablar”, me dijo y así fue como empezamos nuestra conversación, la primera de muchas que tuvimos después, siempre los días viernes, en las cuales yo hacía un paréntesis de mi realidad que cada vez me gustaba menos porque, no muy a lo lejos, se vislumbraba su fecha de caducidad.



miércoles, 11 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la Historia? V

Queridos lectores, en este capítulo vamos a hacer un paréntesis de esta historia para hablar de Daniel, aquel chico que les había contado que me robó un pedacito de mi corazón y que en cierta manera es una parte importante de esta historia.

El lunes luego de la fiesta en mi casa donde ocurrió todo lo que ocurrió nos vimos con Daniel en la clase y como no podía ser de otra manera, pusimos nuestra mejor cara de póker para pilotear la situación, aunque nuestras miradas lo decían todo. A la salida me esperó en la esquina, luciendo sus tatuajes y arriba de su moto roja. “¿Te llevo?”, me preguntó y aunque no me gustaba para nada la idea de subirme a una moto ¿quién puede resistirse a semejante escena? Me puse el casco y arrancamos. Como le prohibí llevarme hasta la puerta de mi casa frenamos unas cuadras antes y esta vez fui yo la que le robó el beso. Una hora después recibí un audio preguntándome si quería salir con él y sin pensarlo le dije que sí. Si, ya sé lo que están pensando pero que se yo, Daniel llegó en un momento en el que estaba mejor plantada, sumado a que sus ganas de llevarse el mundo por delante me encandilaron por completo. En fin, una semana después tuvimos nuestra primera cita que fue terrible. Fue tan mala que pensé seriamente en cortarle el rostro, pero como yo solo pretendía divertirme lo dejé pasar y cuando me volvió a invitar a salir no pude decirle que no. Así fue como comenzó todo lo que jamás hubiese imaginado. Con una rapidez casi imperceptible me abrió la puerta y me hizo un lugar en su vida y yo sin darme cuenta empecé a quererlo. Si escucharon bien ¡Lo quería! Después de mucho tiempo pude volver a querer a alguien y tengo que decir que era muy lindo hacerlo. Y no solo logró eso, sino que también pudo sanar por completo mi alma.



miércoles, 4 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la Historia? IV

El 31 de diciembre a las 23:59 (ya recuperada de mi operación) despedí al año horrible que había tenido y el 1 de enero a las 00:00 levanté mi copa agradeciendo tener 365 nuevas oportunidades. A las 00:01 recibí su “¡Feliz Año!”, a las 00:02 él recibió el mío y a las 00:03 nuestra conversación había terminado. La relación que nunca tuvimos estaba quedando en el olvido y se esfumó completamente luego de mis vacaciones. Si bien seguíamos charlando cuando nos veíamos y manteníamos alguna que otra conversación superficial por Whatsapp, nos habíamos alejado y, por el momento, no había vuelta atrás. Así fue como empecé a salir con un chico que había conocido una noche antes de irme de viaje. Yo sabía que no era mi tipo y que no íbamos a durar mucho, pero yo necesitaba divertirme así que puse primera y apreté el acelerador. Salimos un tiempo, pero cuando llegó marzo, como era de suponer, este amor pasajero no dio para más. Lejos de entristecerme, me sentí más fortalecida que nunca. Podría decir que me sentía tan fuerte como para, finalmente, jugármela por él. Para llevar adelante mi plan de reconquista, organicé una fiesta en mi casa con el grupo de salsa, incluyendo a un par de chicos nuevos que habían comenzado a ir a las clases. Todo había empezado según lo estipulado, pizza, música, baile y cerveza, pero luego el destino quiso que las cosas tomaran otro rumbo. Yo había tomado mucho y mi estado no era el mejor. Me había parecido escuchar que él estaba saliendo con alguien más, pero mi cabeza no estaba en condiciones de asimilar bien la información así que lo dejé pasar. Mientras tanto, uno de los chicos nuevos comenzó a acercase a mí, a bailar conmigo y a hacerme reír. Puede que no me acuerde de muchas cosas de esa noche, pero si recuerdo con claridad cuando casi por sorpresa me robó un beso en el medio de mi escalera. Un beso que me descolocó por completo y me dio una bocanada de aire fresco.