miércoles, 4 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la Historia? IV

El 31 de diciembre a las 23:59 (ya recuperada de mi operación) despedí al año horrible que había tenido y el 1 de enero a las 00:00 levanté mi copa agradeciendo tener 365 nuevas oportunidades. A las 00:01 recibí su “¡Feliz Año!”, a las 00:02 él recibió el mío y a las 00:03 nuestra conversación había terminado. La relación que nunca tuvimos estaba quedando en el olvido y se esfumó completamente luego de mis vacaciones. Si bien seguíamos charlando cuando nos veíamos y manteníamos alguna que otra conversación superficial por Whatsapp, nos habíamos alejado y, por el momento, no había vuelta atrás. Así fue como empecé a salir con un chico que había conocido una noche antes de irme de viaje. Yo sabía que no era mi tipo y que no íbamos a durar mucho, pero yo necesitaba divertirme así que puse primera y apreté el acelerador. Salimos un tiempo, pero cuando llegó marzo, como era de suponer, este amor pasajero no dio para más. Lejos de entristecerme, me sentí más fortalecida que nunca. Podría decir que me sentía tan fuerte como para, finalmente, jugármela por él. Para llevar adelante mi plan de reconquista, organicé una fiesta en mi casa con el grupo de salsa, incluyendo a un par de chicos nuevos que habían comenzado a ir a las clases. Todo había empezado según lo estipulado, pizza, música, baile y cerveza, pero luego el destino quiso que las cosas tomaran otro rumbo. Yo había tomado mucho y mi estado no era el mejor. Me había parecido escuchar que él estaba saliendo con alguien más, pero mi cabeza no estaba en condiciones de asimilar bien la información así que lo dejé pasar. Mientras tanto, uno de los chicos nuevos comenzó a acercase a mí, a bailar conmigo y a hacerme reír. Puede que no me acuerde de muchas cosas de esa noche, pero si recuerdo con claridad cuando casi por sorpresa me robó un beso en el medio de mi escalera. Un beso que me descolocó por completo y me dio una bocanada de aire fresco.




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