domingo, 26 de febrero de 2023

Coco, campeón del mundo VI

 Antes de ir a lo de Gaby pasamos por el chino con Martín. La cola para la caja era kilométrica, pero logramos llegar a tiempo a nuestras respectivas sedes. Cuando entré al departamento, se sintió un gran vacío. La falta de Coco se notaba demasiado. Saludé a los gatos, pero claramente no era lo mismo. Me faltaban esos ojos saltones pidiendo queso y ladrando sin parar. Traté de no pensar en él, metí las cervezas en el freezer y ayudé a Gaby a terminar de cortar los quesos.

Un ratito antes de las doce, ambos equipos se formaron en la puerta del estadio y salieron al campo de juego. Lali cantó nuestro himno y una francesa cantó la Marsellesa. Una vez terminada la ceremonia de presentación, los jugadores se prepararon y a las doce en punto sonó el pitido del árbitro. No abrí enseguida el libro. Primero comí nerviosamente todo lo que había en la mesa y tomé agua. El partido estaba siendo verdaderamente emocionante. Los jugadores estaban prendidos fuego. Se notaba que querían ganar. A los 23 minutos Messi metió el primer gol que vimos con el delay de siempre. Celebramos y abrí el libro para dejar de comer. Me puse a leer, pero fue demasiado difícil concentrarme. Sobre todo porque a los 36 minutos Di María hizo el segundo gol. El estadio estalló y me emocioné. A Gaby le empezaron a caer lágrimas y a mí también cuando la vi porque sabía que ese llanto no era por el partido. Traté de alentarla diciéndole que íbamos ganando porque no sabía si quería que la viera así o no. El partido siguió un rato más hasta que llegó el entretiempo. Esta vez no hubo cambio a mesa dulce por la hora que era, pero sí me serví un vaso de cerveza. Como siempre abrí Twitter y le empecé a mostrar a Gaby todos los memes divertidos que encontraba. El partido empezó nuevamente y me serví más cerveza. Los jugadores seguían con el fuego intacto, o por lo menos hasta el minuto 86 en el que Mbappé metió el primer gol para la selección francesa. Y encima la cosa no terminó ahí. A los dos minutos de ese gol, el maldito tortuga ninja metió el segundo. La selección quedó totalmente desestabilizada y nosotras sin poder creer lo que estaba pasando. Me tomé rápido la cerveza porque me di cuenta que en ningún otro partido había tomado alcohol. También me acosté nuevamente en el sillón y me puse a leer. No podíamos perder. Además mi vidente personal me había dicho unas horas antes que éramos campeones. Finalmente, el partido terminó 2 a 2, lo que significaba ir al alargue. Creo que hablo por toda la Argentina si digo que éramos un manojo de nervios. El partido inició nuevamente y a los 108 minutos Messi metió un segundo gol, solo que tardamos un poco en entender que habíamos marcado porque fue de esos goles que se hacen muy cerca del arco y había uno, que no era el arquero, metido adentro y la sacó. Aparte los gritos del edificio de enfrente no llegaron inmediatamente. Gaby se quedó congelada con la mano estirada y yo no paraba de preguntarle si había sido gol. Cuando reaccionó me contestó que sí y nos abrazamos. Gaby empezó a llorar nuevamente y la abracé más fuerte aún. Yo también lloré un poco. Qué cerca estábamos de la copa. Igualmente la alegría duró poco. A los diez minutos los franceses nos metieron otro gol. Íbamos empatados. La desesperación de todos era absoluta. Cuando lo enfocaban a Scaloni se notaba que le estaba por agarrar un infarto. Quería abrazarlo a él también. A los 102  minutos, cuando ya faltaban segundos para terminar el partido, Francia pateó al arco. La hinchada ya estaba lista para meterse en la cancha para celebrar, pero el Dibu estiró su pierna y la sacó. Festejamos como si hubiéramos ganado, aunque en realidad nos estábamos yendo a penales. Lamenté haberme puesto el short que tenía. La última vez que me lo había puesto fue cuando llegamos a penales con Holanda en cuartos de final, pero quise usarlo igual porque si ganábamos e íbamos al Obelisco iba a ser más cómodo que un vestido.


Comenzó el tiempo de penales. El primero en patear fue Mbappé. Gol, pero por muy poquito. Messi fue el segundo.Gol. El tercero fue el número 20 de Francia. Dibu lo atajó y el estadio se volvió loco, al igual que él. El cuarto fue Dybala. Gol. Qué cerquita estábamos por Dios. El quinto en patear fue el 8 de Francia que le erró. ¿Cuánto faltaba para ganar? Paredes pateó el sexto e hizo gol. ¿Cómo era que todavía no estábamos festejando? El séptimo fue para la selección francesa. Antes de patear, el Dibu se hizo el vivo y terminó con una amarilla, pero eso lo vimos después, en la repetición. Gol.  Quedaba un gol más. Si Montiel lo metía, éramos campeones del mundo. Todos los jugadores estaban abrazados y el resto del mundo paralizado. ¿Finalmente se rompería la maldición y levantaríamos la copa? Los segundos que tardó en patear esa pelota fueron eternos, pero valieron la pena. Esa pelota entró y por primera vez en mi vida vi a Argentina campeón del mundo. Los jugadores y el cuerpo técnico entraron inmediatamente a la cancha. Con Gaby nos abrazamos nuevamente y empezamos a llorar. La emoción era infinita. Miro el video para recordar y me vuelvo a emocionar. Reíamos y llorábamos en loop. La cámara enfocaba a la tribuna y estaban todos igual. No lo podíamos creer. Fui a agarrar más cerveza. Ahora sí era momento de festejar. Gaby la llamó a Nati que estaba en Salta. Estaba igual de emocionada que nosotras. Éramos campeones del mundo. Nos quedamos mirando la tele. Cada segundo tratábamos de guardarlo en nuestra memoria. Queríamos salir corriendo a festejar, pero no podíamos no ver a Messi levantar la copa. Nos servimos más cerveza. Primero les dieron las medallas a los franceses. Después le dieron el premio al Dibu por ser el mejor arquero. Pueden googlear fotos de ese momento. Después le dieron un premio a Enzo Fernández por ser el más joven y uno a Mbappé por ser el goleador. Por último, Messi fue a buscar su premio del mejor jugador del mundial. Una vez que lo recibió, se acercó a la copa y le dio un beso. Luego de las fotos, comenzaron a llamar de a uno a los jugadores argentinos para darles sus medallas. Messi fue el último. En ese momento se le acercó el rey (o no sé qué era de Qatar) y le puso una túnica que es una señal de respeto por haber conseguido la victoria. Una vez puesta la túnica, estiró los brazos para poder recibir la tan deseada copa. La besó y fue caminando hacia el resto del equipo como haciendo saltitos agachado. Cuando llegó, se puso en el medio de sus compañeros y finalmente levantó la copa que tanto le costó conseguir. Era una imagen más emocionante que la otra. Vimos un rato más los festejos y decidimos ir a festejar nosotras al Obelisco.



domingo, 12 de febrero de 2023

Coco, campeón del mundo V

 Se podrán imaginar que luego de saber que estábamos en la final de la copa del mundo y a dos semanas de terminar el año, nadie quería trabajar. Solo se pensaba en eso y eso era la excusa para comer mal, para tomar durante la semana y para salir. Lo único que importaba era la Scaloneta. Nati y Gaby aprovecharon esos cuatro días para irse a Mar del Plata. Mientras tanto, yo me quedé trabajando como podía y contando los días para el domingo. Ese viernes, cuando cerré la computadora y por fin podía manijear tranquila, organicé el resto de lo que quedaba del día ya que Martín se iba y por lo tanto iba a tener una cita conmigo misma. Pensaba ir a misa, luego pedir algo rico para comer y tomar algo mientras miraba la tele. Sin embargo, cuando me estaba preparando para ir, me llegó un mensaje de mis compañeros de trabajo que decía que se estaban yendo de after a Maldini, bar que queda muy cerca de mi casa. Entonces, cambié de rumbo. Me vestí y me fui para allá. A eso de las doce, cuando estaba bailando y tomando con mis compañeros, me llegó un mensaje de Nati preguntándome si estaba. Le dije que sí, que estaba en Maldini y me respondió que ellas estaban de vuelta en Buenos Aires porque había pasado algo horrible. Coco se había muerto. Me quedé helada. Yo que tuve perros toda la vida y ya había pasado por ese triste momento. Sabía lo que se sentía: era como perder una parte tuya. Nos consolamos pensando que en realidad Coco tenía más edad de la que aparentaba y que se había muerto de viejo. Tal vez un poco antes de lo previsto por su enfermedad y lo que había vivido antes de que Gaby lo adoptara. Al día siguiente fuimos a merendar con todo mi grupo de amigos para distraerla un poco y el domingo fui a su casa para mirar la final. Nati volaba así que solo éramos ella y yo.  A eso de las 11 de la mañana mandó una foto al grupo en la que se veía a su gato robar un quesito. “Ya tomó la posta de la cábala de robar quesitos”, puso. Pero la verdad es que no fue Jullian el ladrón. Se dice que cuando una persona muere tarda un tiempo en subir al cielo, sobre todo cuando le quedaron asuntos pendientes acá en la Tierra. Yo creo que con los perros pasa igual. Coco había sido nuestra cábala viviente durante todo el mundial y no podía no ver la final. Por eso, yo creo que ese día estuvo con nosotras: se metió por un segundo en el cuerpo de Jullian y se robó el quesito para demostrar que estaba ahí. 




jueves, 2 de febrero de 2023

Coco, campeón del mundo IV

El martes 13 de diciembre se jugó la semifinal del mundial. Para ese entonces, ya me conocía a todos los jugadores del equipo y, gracias a las redes sociales, pudieron mostrar un lado humano que hizo que el pueblo argentino los amara aun más. Dibu era el sex symbol del equipo. Tenía 30 años, hablaba perfecto inglés, una sonrisa encantadora y encima iba al psicólogo. Scaloni también se había vuelto muy popular entre las mujeres. El famoso “Qué hombre” y al que todas querían abrazar porque se notaba que aunque siempre trataba de mantener la mente frío, por dentro se estaba muriendo de nervios y presión. El Papu Gómez ya nos había conquistado con sus pasos de baile durante la copa América, pero lo terminamos de amar cuando en un stream que hizo el Kun Aguero mostró que se había hecho el corto de Beckam. Desde ese entonces hasta llegaron a poner su foto en la página de Wikipedia de aquel jugador. Además, se lo reconocía por el amor que le demostraba a su mujer y su familia. Dybala era el que siempre esperábamos que entrara al campo de juego, pero siempre se terminaba quedando en el banco de suplentes. Enzo Fernández era el de la dentadura rara. Julián Álvarez se volvió una joven promesa del fútbol ya que logró meter como tres goles durante el torneo. Rodrigo de Paul, el más controversial por todo el escándalo entre su ex mujer y Tini, su actual novia. Tagliafico, el pibe de los talentos ocultos. No solo jugaba bien al fútbol sino también sabía bailar y cantar muy bien. Mac Allister, uno de mis favoritos: el colorado con risa de delfín. Messi, que simplemente era Messi y el Kun, que en realidad no era parte del equipo por un problema cardíaco que había tenido, pero que siempre estaba ahí metido. Obviamente me faltan jugadores, pero quise nombrar a los más populares.


Volviendo a aquel día, como el partido cayó día de semana, lo vi sola en casa (con Galán). Como siempre me puse un vestido de la gama de los azules, mi perfume de la suerte y a Galán su remera de Argentina. Le mandé un mensaje a mi vidente: “¿Somos finalistas?”,”Obvio”, me respondió. Cuando terminé de trabajar, me senté en el sillón (esta vez sin la compu del trabajo) y al lado coloqué al “libro cábala”. Antes de comenzar el partido mandamos al grupo nuestras fotos. Yo desde mi casa, Nati a punto de despegar porque ese día volaba (es azafata) y Gaby también en su casa con cerveza, quesitos y Coco. Obviamente. Luego el himno, el silbato del árbitro sonó y el partido comenzó. Les voy a ser sincera. No les puedo contar nada acerca de este partido porque esta vez sí me puse a leer y al no tener a Gaby gritando al lado, lo único que recuerdo bien es que faltando quince minutos, Scaloni metió en la cancha a los tres jugadores que todavía no habían hecho ni un minuto en el torneo. Creo que con ese gesto, las mujeres lo terminaron de amar. Ese día le ganamos 3 a 0 a los subcampeones de Rusia 2018. Cuando terminó el partido, empezaron a sonar bocinazos sin parar. Ya había gente que estaba celebrando en el Obelisco y medio Villa Luro ya estaba en lo de la abuela lalala. Estábamos en la final otra vez. Íbamos a tener revancha después de perder en Brasil en 2014.