domingo, 12 de febrero de 2023

Coco, campeón del mundo V

 Se podrán imaginar que luego de saber que estábamos en la final de la copa del mundo y a dos semanas de terminar el año, nadie quería trabajar. Solo se pensaba en eso y eso era la excusa para comer mal, para tomar durante la semana y para salir. Lo único que importaba era la Scaloneta. Nati y Gaby aprovecharon esos cuatro días para irse a Mar del Plata. Mientras tanto, yo me quedé trabajando como podía y contando los días para el domingo. Ese viernes, cuando cerré la computadora y por fin podía manijear tranquila, organicé el resto de lo que quedaba del día ya que Martín se iba y por lo tanto iba a tener una cita conmigo misma. Pensaba ir a misa, luego pedir algo rico para comer y tomar algo mientras miraba la tele. Sin embargo, cuando me estaba preparando para ir, me llegó un mensaje de mis compañeros de trabajo que decía que se estaban yendo de after a Maldini, bar que queda muy cerca de mi casa. Entonces, cambié de rumbo. Me vestí y me fui para allá. A eso de las doce, cuando estaba bailando y tomando con mis compañeros, me llegó un mensaje de Nati preguntándome si estaba. Le dije que sí, que estaba en Maldini y me respondió que ellas estaban de vuelta en Buenos Aires porque había pasado algo horrible. Coco se había muerto. Me quedé helada. Yo que tuve perros toda la vida y ya había pasado por ese triste momento. Sabía lo que se sentía: era como perder una parte tuya. Nos consolamos pensando que en realidad Coco tenía más edad de la que aparentaba y que se había muerto de viejo. Tal vez un poco antes de lo previsto por su enfermedad y lo que había vivido antes de que Gaby lo adoptara. Al día siguiente fuimos a merendar con todo mi grupo de amigos para distraerla un poco y el domingo fui a su casa para mirar la final. Nati volaba así que solo éramos ella y yo.  A eso de las 11 de la mañana mandó una foto al grupo en la que se veía a su gato robar un quesito. “Ya tomó la posta de la cábala de robar quesitos”, puso. Pero la verdad es que no fue Jullian el ladrón. Se dice que cuando una persona muere tarda un tiempo en subir al cielo, sobre todo cuando le quedaron asuntos pendientes acá en la Tierra. Yo creo que con los perros pasa igual. Coco había sido nuestra cábala viviente durante todo el mundial y no podía no ver la final. Por eso, yo creo que ese día estuvo con nosotras: se metió por un segundo en el cuerpo de Jullian y se robó el quesito para demostrar que estaba ahí. 




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