miércoles, 18 de abril de 2018

10 años ¿Cambian la historia? VI

A las dos semanas de salir con Daniel le hablé a él para contarle. No es que quería refregárselo en la cara ni nada por el estilo, sino que prefería contárselo yo antes de que lo supiese por otro lado. Empecé a hablarle de cualquier cosa como para no entrar de lleno en el tema, pero, para mi sorpresa, él también tenía novedades para mí. Me confirmó lo que ya sospechaba, estaba saliendo con alguien más y si bien la noticia me dejó un poco helada me sentí feliz por él. Sabía que lo había lastimado y saber que había una persona que lo quería era reconfortante. Luego de hacerle las preguntas pertinentes sobre su chica llegó mi turno de contarle sobre mi relación. Cuando lo hice se mostró totalmente indiferente, pero lo mal que le cayó la noticia se podía percibir a kilómetros de distancia. Me hizo algunas preguntas al respecto, pero terminó confesándome que ya lo sabía. Después de ese día no nos hablamos más, o por lo menos hasta después de mucho tiempo.

Con Daniel salí durante seis meses. Al principio estaba todo bien y nos queríamos mucho, pero con el tiempo nuestras diferencias comenzaron a ser insalvables. Si bien yo trataba de no hacerle caso en muchas cosas, a veces era inevitable caer en una fuerte discusión.  En esos momentos pensaba en él y me imaginaba como hubiese sido todo si le hubiera dicho que sí. Me acuerdo que un viernes después de una pelea con Daniel tuve una necesidad inmanejable de hablarle, extrañaba mucho nuestras charlas. Aproveché que había comentado algo en el grupo de salsa y le escribí. “Sabía que me ibas a hablar”, me dijo y así fue como empezamos nuestra conversación, la primera de muchas que tuvimos después, siempre los días viernes, en las cuales yo hacía un paréntesis de mi realidad que cada vez me gustaba menos porque, no muy a lo lejos, se vislumbraba su fecha de caducidad.



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