jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo 3: El encuentro


Florencia toca el mar con la punta de los dedos de los pies. El agua está hermosa. Sin embargo no quiere meterse enseguida, prefiere mirar un poco más para ver si encuentra a su “amor” pero no hay rastros. Aunque el hecho la desilusiona un poco decide seguir en su puesto de observación.
Mientras tanto…
-          - Mirá Galán, ¡es ella! ¡Está acá! Vos que decís, ¿Voy a hablarle? 
     Galán entendiendo la duda e indecisión de su amo solucionó el problema en un instante,aprovechó la distracción de este y comenzó a correr en dirección de la joven. A darse cuenta de esto, su dueño lo siguió a pesar de que ya le llevaba una gran ventaja.
Cuando el negro can llegó hasta la muchacha, esta empezó a acariciarlo y a jugar con él.
Francisco llegó a los pocos minutos y casi sin respiro dijo: - Perdonáme, se me escapó.
-          No importa, me encantan los perros. ¿Cómo se llama?
-          Francisco, pero podés tutearme eh, tengo 17 años nada más. ¿Y vos?
-          Jajaja. Me llamo Florencia y tengo 15, igual.. yo hablaba del perro.
-          Ahh! Perdoná. Él se llama Galán, le puse así porque desde que lo tengo todas las perritas están atrás de él.
-          Mirá vos. La verdad que sí, es un verdadero Galán.
Florencia y Francisco se quedaron hablando un buen rato. Se los veía tan contentos, era como un sueño hecho realidad. Ambos estaban con la persona que deseaban, conversando como si se conocieran de toda la vida.
Bastaba con ver el modo en que se miraban para saber que Cupido había pasado por allí.
Los dos adolescentes descubrieron que tenían muchas cosas en común. Podrían haber estado así toda la vida pero Galán se volvió a escapar. Como una ráfaga de viento se dirigió hasta la cima de un pequeño médano.
-          ¿Me acompañás?, le dijo rápidamente Francisco a Florencia. Ella sin decir una sola palabra lo siguió.
Al llegar junto al cuadrúpedo, se detuvieron para ver que era el objeto que estaba desenterrando. Finalmente descubrieron que era una especie de libro.
Francisco intentó abrirlo pero estaba cerrado con llave.
Florencia que había visto ese libro, pero no se acordaba donde, tuvo una corazonada e impulsivamente se sacó la llave que tenía colgada en el cuello.
-          ¡Ya sé cómo se abre!
-          - ¿Cómo que sabés?
-          - Esto lo soñé el otro día
-          ¿Soñaste? ¿No habrás tenido un deja vu?
-          No, yo soñé con esto, y si no me equivoco, este libraco se abre así.
Metió la llave en la cerradura y esta abrió como por arte de magia.
-          No lo puedo creer, ¡sos una genia! Francisco le acarició el brazo y ella no pudo evitar sonreir y ponerse colorada. Como él lo notó, para no ponerla más incómoda le dijo:
-          Veamos qué es, si llegó hasta nosotros debe ser por algo ¿no?
-          Pareciera un diario íntimo, ¿lo leemos?
-          Si lo hacemos juntos, con mucho gusto.

Ambos sonrieron y comenzaron a leer. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario