Caminamos hacia el cuarto y último bar. Me puse a
hablar con uno de los españoles. Era de las Islas Canarias. Ya para esa altura
de la noche no puedo detallar conversaciones, pero si me acuerdo de que le dije
que “Eso nos pasa a los Millenials” y él me preguntó qué era Millenial. En ese
momento me sentí chiquita, muy chiquita. Siempre que viajo a algún lado, llega
un momento en que me doy cuenta de la inmensidad del mundo. Ese fue el momento
de este viaje. Pensar que una expresión se dice en todas partes del mundo igual
y descubrir que no, te hace explotar un poco la cabeza.
Llegamos al bar que también era en la terraza de un
edificio altísimo. Nos subimos al ascensor todo el grupo de los que hablábamos
castellano y uno que era de India que quedó en el medio de todos. Nos pusimos a
hablar y él empezó a decir que estábamos hablando muy rápido y no podía
entender lo que decíamos. “Too fast, too fast”, empezó a decir sin parar. Todos
nos empezamos a reír. “Así es como nos sentimos nosotros cada vez que tenemos
que hablar con gente que habla en inglés”, le dije riéndome y todos me
siguieron. Cuando llegamos hasta el piso que nos había marcado la chica
salimos, pero no había nada. Subimos por una escalera, pero tampoco. ¿Cómo
podíamos habernos perdido adentro de un ascensor? Decidimos bajar de nuevo
hasta el hall principal. Cuando se abrieron las puertas la guía que esta por
hacer pasar a otro grupo de personas, se asustó y se empezó a reír. “What are
you doing here?”, nos preguntó. Quisimos responderle, pero nadie sabía cómo
responderle y el indio no podía parar de reírse. Nos marcó de nuevo el piso y
finalmente llegamos al correcto. No había nadie más que todos los que estábamos
en el tour. Todos nos quedamos asombrados de la vista. A pesar de que casi no
se veía nada porque la niebla que había era muy espesa, se notaban las siluetas
de los edificios y las luces se colaban entre los nubarrones creando una postal
inigualable. Nos sacamos una foto grupal y me puse a hablar con uno de los
españoles del cual no me acuerdo el nombre, pero sí que era muy joven para ser
neurocirujano. De repente la guía nos dijo que éramos libres, que el tour ya
había terminado y podíamos hacer lo que quisiéramos. La colombiana propuso que
fuéramos a bailar. La mayoría aceptamos, pero antes decidimos pasar a comer una
porción de pizza ya que, por lo menos los latinos, no habíamos cenado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario