jueves, 9 de abril de 2020

El Polaco para el Polaco IV


Caminamos hacia el cuarto y último bar. Me puse a hablar con uno de los españoles. Era de las Islas Canarias. Ya para esa altura de la noche no puedo detallar conversaciones, pero si me acuerdo de que le dije que “Eso nos pasa a los Millenials” y él me preguntó qué era Millenial. En ese momento me sentí chiquita, muy chiquita. Siempre que viajo a algún lado, llega un momento en que me doy cuenta de la inmensidad del mundo. Ese fue el momento de este viaje. Pensar que una expresión se dice en todas partes del mundo igual y descubrir que no, te hace explotar un poco la cabeza.

Llegamos al bar que también era en la terraza de un edificio altísimo. Nos subimos al ascensor todo el grupo de los que hablábamos castellano y uno que era de India que quedó en el medio de todos. Nos pusimos a hablar y él empezó a decir que estábamos hablando muy rápido y no podía entender lo que decíamos. “Too fast, too fast”, empezó a decir sin parar. Todos nos empezamos a reír. “Así es como nos sentimos nosotros cada vez que tenemos que hablar con gente que habla en inglés”, le dije riéndome y todos me siguieron. Cuando llegamos hasta el piso que nos había marcado la chica salimos, pero no había nada. Subimos por una escalera, pero tampoco. ¿Cómo podíamos habernos perdido adentro de un ascensor? Decidimos bajar de nuevo hasta el hall principal. Cuando se abrieron las puertas la guía que esta por hacer pasar a otro grupo de personas, se asustó y se empezó a reír. “What are you doing here?”, nos preguntó. Quisimos responderle, pero nadie sabía cómo responderle y el indio no podía parar de reírse. Nos marcó de nuevo el piso y finalmente llegamos al correcto. No había nadie más que todos los que estábamos en el tour. Todos nos quedamos asombrados de la vista. A pesar de que casi no se veía nada porque la niebla que había era muy espesa, se notaban las siluetas de los edificios y las luces se colaban entre los nubarrones creando una postal inigualable. Nos sacamos una foto grupal y me puse a hablar con uno de los españoles del cual no me acuerdo el nombre, pero sí que era muy joven para ser neurocirujano. De repente la guía nos dijo que éramos libres, que el tour ya había terminado y podíamos hacer lo que quisiéramos. La colombiana propuso que fuéramos a bailar. La mayoría aceptamos, pero antes decidimos pasar a comer una porción de pizza ya que, por lo menos los latinos, no habíamos cenado.



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