jueves, 14 de octubre de 2021

La Clandes - El Final

Con el correr del tiempo, los sábados se volvieron una emocionante rutina. Ya desde el martes planificaban qué iban a comer. A veces pedían y a veces cocinaba ella, según el antojo que había. Lo que sí, el postre siempre era mousse y la cerveza y las papitas no podían faltar. A eso de las 20:45, Santiago mandaba el mensaje de que ya estaba en camino. A eso de las nueve, cuando le enviaba que había estacionado, María se ponía a custodiar la ventana. Cuando lo veía llegar, corría hacia la puerta y la abría apenitas. Por lo general, él se quejaba de que no pasaba por el agujerito que le dejaba ya que no solo tenía que pasar él, sino que también las provisiones. Igualmente después se olvidaba de todo cuando la abrazaba y le daba el primer beso de la noche. A veces ese beso subía de temperatura y no llegaban ni a dejar las bolsas en el comedor. Otras veces lo hacían en la cocina y bueno, obviamente que en la cama. Santiago sentía que cada sábado la quería más. Sin embargo, ella tenía sentimientos encontrados. Él le gustaba mucho y la pasaba muy bien. Además sentía que estaban juntos hacía años. No obstante, antes de conocerlo y antes de que la pandemia hiciera de las suyas, había comenzado a disfrutar de su soltería y sentía que cuando volviera a ser libre, iba a querer esa vida otra vez. Por lo tanto, su frase de cabecera era: "cuando todo esto termine, lo nuestro también". Si bien Santiago le decía que sí, sentía mucha bronca por dentro. Detestaba que se mostrara indiferente ante todo lo que estaban viviendo, pero no decía nada porque prefería eso antes que pasar los sábados a la noche solo, aburrido y sin comida rica. O lo que era peor, invitando a alguna chica de Tinder que no le movería ni un pelo de todos los que le movía María. Los sábados de cuarentena continuaron y parecía que nunca iban a acabar. Un día charlando por Whatsapp, Santiago le insinuó a María que quería algo más que la relación que estaban llevando. Ella le contestó que la estaba pasando muy bien con él, pero que no quería nada más. "¿Querés que lleguemos hasta acá?", le preguntó él. Ella lo pensó un poco y casi le dice que si, pero por algún motivo su respuesta fue un no rotundo. Y agregó que quería seguir un poco más, que después veían qué pasaba. Santiago se decepcionó un poco, pero a la vez se puso como objetivo ganar el corazón. El tema era cómo. ¿Qué más podía hacer? Después de mucho pensar, se dio cuenta de que la única manera de conquistarla era seguir siendo él mismo. Sabía qué era una buena persona y eso era lo que María necesitaba a su lado. Por eso, se convenció de que no en mucho tiempo más se daría cuenta. Y por suerte así sucedió. Una noche luego de comer, tomar cerveza y tener sexo, los dos estaban acostados en la cama mirando Friends. Se estaba reproduciendo el capítulo en el que Chandler le decía "te amo" por primera vez a Mónica y ahí fue cuando a María le hizo el clic. De repente se dio cuenta de que estaba dispuesta a volver a enamorarse. También se dio cuenta de que ya no podía imaginarse su vida sin Santiago. Por eso cuando él un día le largó un "te quiero"  inesperado por Whatsapp le contestó que ella también, aunque lo hizo dos días después porque cuando lo leyó, entró un poco en pánico. Después de ese momento la cosa se puso más linda y todo mejoró cuando el presidente dio permiso para que abrieran los bares y restaurantes. "¿Querés que salgamos de verdad? Estoy dispuesta a contarle de vos a mí papá", le dijo ella. "Obvio que quiero", le contestó él y le preguntó a qué hora la pasaba a buscar. 





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