Los ciclistas siempre fueron molestos, pero se volvieron una plaga a partir de la pandemia del año 2020. La cuarentena de prácticamente un año hizo sacar a muchos su lado deportista y ecologista. Se compraron bicicletas para aprovechar más el aire puro que el encierro quitó. Se lanzaron a las calles sin que nada les importe. Literalmente sin que nada les importe. No puede ser que vayan por la vida sin respetar nada. ¿O acaso tienen coronita? ¿Por qué los autos y los peatones tenemos que respetar los semáforos y ellos no? Andan por donde quieren y se te cruzan por cualquier lado. Ah, pero vos llegás a poner un pie en la bicisenda y ya te empiezan a tocar la campanita. ¿Sabés adonde les metería ese “ring ring”? Descarados. Se creen los dueños de la calle, pero no hacen más que estorbar. Sobre todo cuando vas caminando apurado y querés cruzar antes de que venga una fila interminable de autos y de repente aparece un imbécil en bicicleta andando a dos por hora y a veces hasta con el celular en la mano. También detesto a los que van por la vereda. ¿Si tenés una calle y en algunos lugares la bendita bicisenda, ¿qué haces en la vereda? ¿No te das cuenta de que podés lastimar a alguien? Mirá si justo sale corriendo un nene o un perro tira de la correa? Hablando de perros, creo que los mayores imbéciles de este planeta son los que “pasean” al perro arriba de la bici. Vos los ves a los pobres perros con la lengua afuera mirando a sus dueños, suplicándoles que frenen. ¿Cómo podés ser tan cruel? ¿Tanto te cuesta caminar un poquito? ¿De verdad te pensás que eso es pasear un perro? No, hermano. A los perros les gusta ir oliendo cada pastito, no llevándote a vos como si tu bici fuera un trineo. Y después están los ciclistas envalentonados que se la juegan a ir por General Paz o metiéndose entre los bondis en las avenidas. Encima te hacen señas con las manos. Se piensan que los automovilistas entendemos sus señales. Cuando un auto pone el guiño, todos saben lo que significa, en cambio, en ningún lado dice que cuando el ciclista levanta la ceja izquierda va a pasarte en la bocacalle. En fin, siempre hay un imbécil en bicicleta.
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