Y mientras nos besábamos, allá en lo alto, con todo el mundo
a nuestros pies, una electricidad recorría todo mi cuerpo. Al principio, mi
corazón latía a toda velocidad pero después de un momento, cuando sus manos
empezaron a acariciar mi espalda, mis latidos se calmaron y sentí una paz
inmensa, una paz que no había sentido en mucho tiempo.
Nos miramos sin decir una palabra, me corrió el pelo de la
cara, se mordíó el labio inferior y ambos suspiramos sincronizadamente. Esta
vez fui yo quien lo tomó de la mano y tras mirar por última vez ese asombroso
paisaje empezamos a descender.
Luego de bajar tomados de la mano y absolutamente en
silencio, el ruido de la calle hizo que la burbuja en la que estábamos se
rompa. El mimo me sonrió y cuando esa
mirada pícara que me había acompañado durante todo el día simplemente le
sonreí y le dije:
-
Muero por saber a dónde vamos a ir.
A los 15 minutos estábamos parados en frente de una puerta
negra. El pequeño hombrecito toco dos veces y se abrió. Uno de esos patovicas
gigantes lo saludó como si lo conociera, corrió una pesada cortina e hizo una
ademán para que pasáramos.
La música sonaba muy fuerte. Había mucha gente bailando y
bebiendo y todos se veían felices.
El lugar era chiquito pero agradable. Fuimos a la barra a pedir
unos tragos y no sé muy bien que pasó en el medio, ni cuanto habré tomado pero
tengo flashes en los que me veo arriba de una tarima bailando como loca.
Después de un par de horas, cuando el efecto del alcohol
había bajado un poco el mimo me “dijo” que ya era hora de irnos. Al salir, el
viento golpeó mi cara y me terminé de recuperar.
-
La pasé increíblemente bien. No me acuerdo
cuando fue la última vez que bailé tanto.
El mimo me sonrió y me miró como si quisiera hacer algo pero
no se animaba. Le di un beso rápido en los labios y le dije que me llevara a
donde estaba pensando ir.
Caminamos algunas cuadras y llegamos a la puerta de un
edificio de un solo un par de pisos. Sacó las llaves del bolsillo y me invitó a
pasar.
Subimos las escaleras y abrió otra puerta. Era un
departamento bastante lindo. En el living tenía un sillón de cuero y una mesa.
Desde allí se veían tres puertas. Una daba a la cocina, otra a la habitación y
otra al baño. El mimo entró a esta última luego de decirme que me siente.
Al cabo de unos minutos, el mimo salió y yo una vez más me
quedé sin palabras. Ya no estaba allí ese hombrecito de cara pintada sino que
tenía parado en frente mío a un hombre alto, de espalda ancha, morocho y con
unos grandes ojos negros que no paraban de mirarme.
Se sentó junto a mí y quiso empezar a hablar pero esta vez
no lo dejé, le tapé la boca con mis dedos y le di un beso impulsivo y
apasionado.
No voy a decir que hicimos el amor, no solo porque suena
cursi sino porque todos sabemos que para hacerlo justamente se necesita que
haya amor. Sin embargo, no fue una simple relación sexual vacía.
Definitivamente fue algo muy especial que me renovó el alma y que recuerdo
hasta el día de hoy.
A eso de las 4 de la mañana, nos encontrábamos los dos,
desnudos y abrazados en su cama como si fueramos una pareja.
-
- Madrid y hasta hace un par de
meses era Ingeniero, estaba a punto de casarme y mis papás seguían vivos.
- - ¿Y qué pasó?
- - Un día me llamaron a la oficina para decirme que
mis papás habían tenido un accidente automovilístico y habían fallecido. Me
dejaron salir antes del trabajo y cuando llegué a mi casa, desbastado, la
encontré a mi novia, en mi cama, con mi mejor amigo.
- - Noo! ¿Y que hiciste?
- - Fue una mezcla, de llanto, gritos, silencio.
Imaginate que fue toda una situación terrible. La persona que más necesitaba en
ese momento me había traicionado y tirado 5 años de noviazgo al bote de basura.
- - ¿Y cómo llegaste acá?
- - A los dos días, luego del entierro de mis padres
y cuando mi novia finalmente se fue de mi apartamento. Decidí que no quería
seguir adelante. Simplemente necesitaba hacer un paréntesis en mi vida. Quería
estar en silencio y no ver ni hablar con nadie. Asique renuncié a mi empleo, cerré
mis redes sociales, guardé mi celular en un cajón, armé un bolso, fui a la
estación y saqué el boleto para el primer tren que saliera en ese momento. Y me
trajo hasta aquí.
- - ¿Y por qué un mimo?
- - Esa historia es un poco más graciosa. Un día me
levante con ganas de molestar a la gente. De chico había hecho circo y allí me
enseñaron a ser un mimo asique me pinté la cara y salí pero te puedo asegurar
que nunca me había encontrado una muchacha tan guapa como tú.
Le sonreí y lo besé de nuevo. Nos
quedamos hablando un rato más. Si en silencio era divertido no pueden
imaginarse lo que era hablando. Nunca voy a entender como la novia lo pudo
haber engañado.
Finalmente nos quedamos dormidos
y nos despertamos a eso de las 9:30. Como mi vuelo salía a las tres de la tarde
y todavía tenía que armar la valija, desayunamos rápido y me acompaño hasta mi
hotel.
Cuando llegamos a la puerta me le
colgué del cuello y le di un abrazo cálido y me dijo:
- - Ahora mi vida es un caos ¿sabes? Me hubiera encantado haberte conocido en otro momento.
- - ¿Creés que nos vamos a volver a ver?
- - Yo creo que si el destino quiere que volvamos a
vernos, va a conspirar para que eso suceda.Me miró por última vez a los
ojos, me dio un beso suave en los labios y se fue caminando despacio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario