Todos necesitamos un poquito de mar, porque el mar sana, y no solo las heridas de la piel, sino también las del alma.
Todos necesitamos un poquito de mar, porque dentro de él, no sentimos un poquito más libres.
Todos necesitamos un poquito de mar, porque sumergirse entre la espuma equivale a dejarse abrazar por la calma del universo.
Todos necesitamos un poquito de mar, porque además de tranquilidad, a veces también se necesita el sacudón de las olas.
Todos necesitamos un poquito de mar, porque nos hace dar cuenta de cuán grande es la inmensidad del mundo y cuán chiquitos somos nosotros.
Todos necesitamos un poquito de mar porque nos recuerda que en la vida también hay momentos salados, aunque siempre tenemos la chance de superarlos.
Todos necesitamos un poquito de mar para refrescar nuestros pensamientos.
“Todos necesitamos un poquito de mar”, repitió el jefe de la mafia, mientras tiraba al soplón por la borda.
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