miércoles, 7 de junio de 2023

Eduardo, vení a bucar a Juan Cruz - El final

La banda

Me llamo Gustavo y me dedico a la música hace treinta años. Siempre soñé con consagrarme y que todos me conozcan, pero los que estamos metidos en este mundo sabemos como solo muy pocos son los que llegan. Estuve en muchas bandas, toqué en bares, en teatros chicos, en eventos y, solo de hobbie, en algunas plazas porteñas. Aquel domingo me levanté temprano, me hice unos mates, leí el diario y después de almorzar nos juntamos con la banda en San Telmo para animar un poco a los turistas. Acomodamos todos los instrumentos sin apuro y empezamos con algunas canciones del Flaco, fuimos pasando por diferentes artistas: Charly, Fito, Pappo. Los clásicos que a todos les gustan. Además, cuando ya teníamos a la gente cautivada, tocamos algunos temas propios que fueron bien recibidos. La gorra se iba llenando de a poco, aunque nosotros tocábamos más por placer que por la plata.


En un momento vi a lo lejos a un nene llorando. Una pareja se le acercó y después de hablar unos minutos con él, el hombre lo subió a los hombros y todos empezaron a aplaudir como si estuvieran en la playa. Me daba mucha pena porque el nene no paraba de llorar. Me hizo acordar a una vez que de pibe me perdí. Es desesperante no saber donde están tus papás. Por lo tanto, le hice una seña al flaco para que se acercara con el chico y le pregunté cómo se llamaba y a quién estaba buscando. “Me llamo Juan Cruz y mi papá se llama Eduardo, me respondió entre sollozos. Y entonces mis dedos empezaron a tocar las cuerdas de mi guitarra sin un rumbo fijo. Salieron los primeros acordes y empecé a cantar “Eduardo, vení a busca a Juan Cruz”. No sé cómo me salió ese ritmo, pero la banda lo enganchó al toque y todos los que nos estaban mirando empezaron a corear la canción.


Al cabo de unos diez minutos apareció el padre. Se acercó hasta el escenario riéndose, andá a saber de qué. Tal vez eran los nervios por tanta exposición. Finalmente se abrazaron y se fueron de la mano. Mientras tanto el público no paraba de aplaudir. Cuando terminó el día, volví a casa y el teléfono empezó a explotar de mensajes. Resulta que alguien había filmado todo la situación de la canción para encontrar al padre del pibe y se volvió viral. No había persona que no cantara “Eduardo, vení a buscar a Juan Cruz”. No lo podía creer. Igualmente lo mejor pasó al día siguiente. Como el video llegó hasta la televisión, nos llamaron de varios canales para hacernos entrevistas. También firmamos un contrato para que nuestro tema sea la melodía de una publicidad de Anaflex y nuestros temas empezaron a tener un montón de reproducciones en Spotify. Yo no sé cómo habrá terminado la historia de Eduardo y Juan Cruz. Probablemente la madre del chico lo haya terminado castrando al padre cuando se enteró, pero en lo que respecta a nosotros, nos volvimos un éxito. 





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