Ezequiel
y Mariano entraron a la estación hablando intensamente del partido de Platense
– Argentino Juniors. No podían creer cómo el arquero de Platense se había
comido semejante gol. Cuando llegaron a la parte del andén donde estaban los
bancos, se sentaron a esperar el tren. En ese momento Ezequiel leyó: “Catalina
te amo”, frase coronada con un corazón. Allí empezó una interesante
conversación entre ambos amigos.
─No
entiendo para qué escriben esto en las paredes. Te entiendo si ponés “Tense
Capo”, porque por lo menos sabés que si alguien del calamar lo lee, se va a
emocionar, va a saber que alguien más en este mundo es del mismo equipo, que
sufre cada vez que pierde y que también lloró y fue a la cancha igual cuando
ascendió a la A en plena pandemia, pero ¿“Catalina te amo”? ¿Para qué querés
perpetuar ese sentimiento en una pared? Después cortás y cada vez que pasás
tenés que ver lo gil que fuiste por enamorarte de esa que te dejó por otro. No.
Es algo que definitivamente no lo entiendo.
─¡Pará,
despechado! ¿Nunca explotaste tanto de amor que quisiste ponerlo en todos
lados? No seas tan ortiva y dejá que la gente enamorada se exprese como quiera.
─Si,
me he enamorado. Pero nunca tanto como para hacer estas pavadas.
─¿Qué
sabes por qué la persona que escribió eso en esa pared no lo escribió por algo
en específico? Aparte no te rías tanto, Eze. Mirá si eso lo escribiste vos en
otra vida.
─¿Por
qué alguien escribiría eso? No tiene sentido. ¿Y qué es eso de “otra vida”?
¿Desde cuándo sos tan esotérico vos? Aparte vos sos recatólico, ¿cómo podés
creer en otras vidas?
─¿Qué
tiene que ver que sea católico? Uno tiene que creer en todo. Yo creo que el
gran problema de esta humanidad es que a las personas les gusta dividirse en
bandos excluyentes. Si sos científico no podés creer en Dios. Si creés en Dios
no podés creer en lo esotérico. Si creés en lo esotérico no podés creer en la
ciencia. Qué estupidez. El día que avancemos como humanidad va a ser el día que
todos entiendan que en el universo todo convive: Dios, la ciencia y lo
esotérico.
─Entiendo
lo que decís, pero por ejemplo. Vos que sos católico creés que la gente una vez
que se muere va al cielo, ¿no? ¿Entonces en qué momento tenés otras vidas?
─Yo
creo que es así. Uno cuando muere sigue teniendo cosas que purgar, entonces ahí
reencarna en otra cosa u otra persona, para poder hacerlo. Y así va, de vida en
vida hasta que el alma queda pura. Una vez que eso pase, ahí se va al cielo.
─Interesante.
Igual me mata que hayamos llegado a esto porque un gil escribió en la pared
“Catalina te amo”
─Dejá
de decirle gil al pobre. Y más te vale que nunca te vea escribiendo en ninguna
pared “Belén te amo”
─¿Y
por qué Belén?
─¡Qué
se yo! Fue el primer nombre que se me vino a la mente, hombre.
─¡No
te enojes! Te estaba cargando nomás. Ahí viene el tren.
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